El Gobierno reconoce en una respuesta parlamentaria que Renfe obligó a una pareja que viajaba en Nochebuena en AVE con dos perros a bajarse en la estación de Córdoba porque no usaba transportín para los canes y que, sin embargo, les permitió subir en el siguiente tren con destino Sevilla.

Así figura en la respuesta por escrito del Ejecutivo al diputado socialista Antonio Hurtado, quien se interesó por el incidente que tuvo lugar la Nochebuena pasada en un tren AVE.

Una pareja, según ha relatado Hurtado a Efe, realizaba el trayecto hasta Sevilla con dos perros, uno de los cuales, el más pequeño, había sido operado recientemente y no viajaba en el transportín, como obliga la normativa de Renfe.

Al parecer, a algunos viajeros le molestó que no viajara enjaulado y los empleados del tren decidieron expulsarlos del convoy y dejarlos en el andén de la estación de Córdoba, en un trato, según Hurtado, que pudo ser "vejatorio".

Pero lo curioso del caso, señala el parlamentario, es que después les dejaron subir al tren siguiente con destino Sevilla, por lo que Hurtado no se explica los motivos que llevaron a los empleados a bajarles en Córdoba cuando luego se les permitió proseguir el viaje en otro AVE en la mismas condiciones.

En su respuesta, el Gobierno señala que los viajeros "fueron avisados en varias ocasiones de que los perros tenían que viajar en transportín según lo estipulado".

Añade que los interesados presentaron el día 26 de diciembre una reclamación que fue contestada por el Centro de Atención Posventa de Renfe el 18 de enero, y concluye que del contenido de la reclamación se desprende que viajaron en el tren inmediatamente posterior con destino Sevilla.

Hurtado no está satisfecho con la respuesta porque, entre otras cosas, "no aclara si hubo trato vejatorio" como había sido denunciado por la pareja y algunas personas que presenciaron la expulsión del tren.

El diputado cree que Renfe debió haber advertido con anterioridad la necesidad del transportín al subir al tren, "puesto que se pasa por el pertinente control de seguridad".

"Una vez en el tren la pareja y tras la aclaración de que uno de los perros había sido operado y no podía ir en el transportín, el revisor debería haber tenido la consideración y sensibilidad suficiente para evitar la expulsión. Y más cuando la solución no era otra que subirlos en el próximo tren y en las mismas condiciones", resalta Hurtado a Efe.