La contaminación visual del casco histórico «no es un problema del comercio», dijo ayer el presidente de la Gerencia de Urbanismo, Pedro García, tras reunirse la noche anterior con el sector, «es una cuestión más amplia que igual se ha enfocado mal al señalar únicamente a los comerciantes». En un tono conciliador, García apuntó a otros infractores con la norma como bancos o restaurantes de la zona, señalando como ejemplo «el pequeño cajero que hay justo enfrente de la Mezquita, que tiene un letrero luminoso de la entidad encima», o los bares y establecimientos que «cuelgan grandes carteles con comida típica». Todo eso sobra en el entorno del casco histórico y habrá que eliminarlo para cumplir la norma de contaminación visual. Aunque su aplicación quedará de momento en stand by a la espera de «grandes consensos». Ese será el objetivo de la comisión que se creará el mes próximo con el comercio del casco histórico y que, según Pedro García, entrará a debatir no solo la cuestión de la contaminación visual sino «toda la problemática de estos comerciantes» que va desde la seguridad al tráfico o la limpieza.

Pedro García se embarcará de nuevo en una comisión como la que se planteó en torno a los veladores para acordar las líneas rojas que no se deben incumplir y proponer soluciones desde el Ayuntamiento a las demandas que se le planteen. «Haremos lo mismo que con los veladores, intentaremos llegar al máximo consenso y después tendremos que actuar contra quien no cumpla lo acordado», señaló.

El mensaje está claro aunque ayer aún había dudas sobre el concepto de contaminación visual y a qué elementos afecta en concreto. «La contaminación visual es algo muy complejo, es todo aquello que distorsiona la esencia de algo desde el punto de vista visual en un espacio determinado como el casco histórico». Así lo definió el concejal antes de referirse a elementos contaminantes concretos. «No hay más que darse un paseo por la Judería para ver qué cosas sobran, y repito que los comerciantes no son el problema porque también hay rótulos de bancos y fotografías de salmorejos y flamenquines que ocupan toda una pared». En este sentido, aclaró «una cosa es que haya colorido porque estamos en Andalucía y forma parte de nuestra cultura, es necesario que los comerciantes tengan un espacio para exponer sus productos y otra es lo que ahora tenemos». Del cableado que también afea las calles, García señaló que «se intentará minimizar todo lo posible aunque es una cuestión complicada en una zona como el casco antiguo por el diseño de las canalizaciones y demás», señaló, «buscaremos otras fórmulas para suprimir la contaminación visual que genera el cableado».

Lo demás, está por ver, debatir y consensuar.