LUGAR DE NACIMIENTO CORDOBA

EDAD 67 AÑOS

TRAYECTORIA TITULACIONES DE ARQUITECTO SUPERIOR Y TECNICO URBANISTA. DEDICACION AL EJERCICIO LIBRE PROFESIONAL DESDE 1974 TANTO EN OBRA NUEVA COMO EN RESTAURACION, REHABILITACION Y URBANISMO.

--El Colegio de Arquitectos de Córdoba cerró hace poco una de las elecciones a decano más movidas de su historia, con cinco candidaturas, entre las finalmente usted ha salido elegido por solo dos votos. ¿Por qué tanta competencia?

--Bueno, estas elecciones han llegado en un momento crítico de la profesión y después de la dimisión de la anterior junta directiva a raíz de una enmienda al presupuesto que se presentó de forma inesperada para muchos colegiados. Por eso ha estado más reñida que otras veces, de hecho, se han presentado candidaturas de arquitectos a los que yo ni siquiera conocía.

--La junta directiva resultante es mixta, engloba a personas del equipo que se presentaba con usted y a dos colegiados de la candidatura de Rafael León, el segundo más votado. ¿Puede suponer un hándicap?

--En absoluto, a mí me parece algo coherente con lo que es el colegio. A mí no me molesta en absoluto porque yo pienso que tan colegiados somos unos como otros y aquí no debe haber división sino todo lo contrario. Yo estoy encantado con los dos que han salido elegidos de la otra candidatura y así se lo he hecho saber a ellos. Son una gente estupenda.

--¿Cuál será la primera decisión que tome como decano?

--Estamos ahora en las primeras juntas y estamos viendo cómo está la economía de la casa que, afortunadamente, aunque me repita demasiado, no solo no tiene deudas sino que tenemos inmuebles y lo que hay que hacer es que si hay menor volumen de visados, hay que reestructurar los gastos del colegio como están haciendo todas las empresas y todo el mundo. La gente le da muchas vueltas a la ingeniería financiera, pero yo me remito a esos libros antiquísimos donde solo había tres palabras: debe haber saldo. Yo no quiero salirme de ahí.

--Algunos propusieron alquilar la sede como fuente de ingresos. ¿Es usted partidario?

--No, yo estoy totalmente en contra. El colegio no se mueve de aquí mientras yo sea decano.

--En lo que todos estabais de acuerdo era en la necesidad de buscar nuevos nichos de negocio. ¿Por dónde hay que empezar?

--Lo primero es desechar la idea de que lo único que existe para el arquitecto es el ladrillo. Lo que pasa es que tenemos tal inercia... Pero hay muchos más campos. La preparación del arquitecto le hace que pueda trabajar en muy distintas actividades, más allá de la construcción de edificios.

--¿Como cuáles?

--Dentro del campo del diseño, por ejemplo, hay infinitas oportunidades de trabajo para los arquitectos.

--La rehabilitación parece un plan B alternativo a la burbuja inmobiliaria. ¿Se está notando más actividad en este sector?

--De momento, no mucho porque no hay dinero y eso frena la construcción y también la rehabilitación. En cualquier caso, el colegio va a defender que desde el Gobierno haya una política activa en materia de rehabilitaciones. Hay otros temas pendientes como abordar con el Ayuntamiento la inspección técnica de edificios o la puesta en marcha del decreto que aprobó la Junta para la legalización de las viviendas en suelo no urbanizable.

--En el tema de la inspección técnica de viviendas, ¿se ha dado ya algún paso?

--Sí, la junta anterior ha tenido ya contactos y mi intención es darle un gran impulso porque considero que es algo muy importante para la ciudad. Aquí ha habido casas que se han arruinado y venido a menos porque no ha habido una vigilancia y un mantenimiento adecuado. Eso hay que intentar corregirlo.

--Usted ha dicho en varias ocasiones que la formación del arquitecto español es mejor a la de otros países. ¿Hay demanda de arquitectos en Europa, como la hay de médicos o de enfermeros?

--Por supuesto. Sobre todo, porque la formación del arquitecto español es más completa que la que existe en otros países, ya que estamos formados en la parte artística, necesaria para el diseño de edificios, y también en la parte técnica, como ingenieros. En cualquier caso, yo confío mucho en la capacidad del arquitecto para reiventarse porque somos gente educada en la imaginación. Las crisis suelen empezar con un periodo de convulsión, pero estoy seguro de que las cosas van a cambiar.

--¿Le gusta cómo está creciendo la ciudad de Córdoba?

--Sí, yo creo que es una ciudad equilibrada, en la que se ha construido bien.

--Ahora le voy a pedir que se moje un poco. ¿Qué le parece el centro de visitantes de la Mezquita?

--Yo soy el menos indicado para opinar. Además, yo creo que en arquitectura pasa algo curioso. Hay obras que generan mucho rechazo y al final acaban gustando. Ejemplo claro es la Torre Eiffel de París, que pasó de ser una obra de las más criticadas de la historia a convertirse en símbolo de la ciudad. Después de eso, yo me siento muy poco capaz de dar mi opinión.

--¿Pero le gusta o no?

--El centro de visitantes me parece una obra correcta, los arquitectos encargados del proyecto son gente muy válida y capacitada que han hecho una obra vanguardista y apropiada. Creo que cumple su misión y yo no me atrevería a criticarla.

--¿Hace falta más obra pública?

--En principio, es deseable que haya más obra pública, porque hay muchos sectores ligados a la construcción que están paralizados, y la obra pública supondría una inyección importante, pero por encima de todo está el libro del que le hablaba: debe haber saldo. Es lo que hay, nos hemos comido el jamón y ahora solo nos queda el hueso.