El doctor Felipe García Alcaide (nacido en Córdoba en 1964, pero criado en Montilla) empezó a trabajar en la consecución de una vacuna que cure el sida casi a la vez que se estrenó en 1994 la película Philadelphia . Una producción que marcó un antes y un después en la forma de conocer el sida. Filme en el que los actores Tom Hanks y Antonio Banderas tienen que luchar contra las fuertes reticencias de la sociedad a aceptar a una persona con esta enfermedad y en la que se muestran las consecuencias de una infección que ya no provoca en los países desarrollados tantos efectos devastadores en el organismo, pero que sí sigue castigando duramente sobre todo a la población del continente africano. Si existiera una vacuna contra el sida se podrían frenar cifras tan sangrantes como los 2 millones de muertes que produce esta enfermedad cada año en el mundo. Felipe García es el jefe de sala de Enfermedades Infecciosas del Hospital Clinic de Barcelona; investigador principal de la línea de investigación de recuperación inmunológica, terapias inmuno mediadas y vacunas terapéuticas y preventivas frente al VIH. También ejerce como profesor clínico en la Universidad de Barcelona y coordina, dentro de la Red de Centros de Investigación en Sida del Fondo de Investigaciones Sanitarias, el Grupo Español de Investigación en Vacunas Terapéuticas y Preventivas frente al VIH.

--¿Estudió Medicina por tradición familiar?

-No. No había antecedentes en mi familia. Decidí estudiar Medicina porque era una buena oportunidad de trabajar con personas y resolver sus problemas de salud. Tras licenciarme en Málaga, hice en Barcelona la residencia en Medicina Interna y después en Medicina Tropical, ya que la ciudad condal era la única en la que podía hacerlo. Junto a mi mujer y mi hija de meses me formé en Africa durante un año. Volví para quedarme en el Clinic, que a primeros de los 90, en plena eclosión del sida, ya era un centro sanitario pionero en la lucha contra el VIH.

--¿Qué oportunidades médicas e investigadoras le ha proporcionado el Hospital Clinic?

--Este centro es diferente a los demás. Los médicos y personal que trabajamos aquí no somos funcionarios, sino profesionales contratados. La selección del personal es más dinámica. La filosofía del centro se basa más en los hospitales de Estados Unidos, con dos pilares fundamentales, la docencia y la investigación. La investigación forma parte de la estructura del hospital. Profesionales médicos, por ejemplo de Córdoba, siempre se quejan de que les falta tiempo para investigar, pero a nosotros nos dejan más margen para esta dedicación. Por eso tiene mucho mérito lo que se hace en Córdoba. Si la dirección de un hospital cree que es prioritaria la investigación debe dotar los pertinentes recursos. Es un error que las autoridades españolas piensen que la investigación es un lujo. Con los recortes en I+D de los últimos años la asistencia se empobrece también, ya que la investigación sirve para avanzar y estar a la última. Se trata de ofrecer lo mejor a todos los pacientes de forma innovadora. Este plus falta en la mayoría de la sanidad española.

--¿Cuánto tiempo lleva trabajando frente al sida y qué avances principales se han logrado?

--Llevo 25 años en el Clinic y desde 1995 me dedico exclusivamente al sida. Empecé primero trabajando en entender cómo se producía la infección del VIH y por qué causaba muertes. De buscar la causa pasé a dedicarme a encontrar una solución para este grave problema. Desde los inicios de la epidemia la industria farmacéutica se ha dedicado a controlar la infección y el ámbito académico e investigador a intentar curarla con diferentes tratamientos. Y se ha hecho muy bien, logrando que los pacientes se encuentren más estables. Pero nosotros dimos un paso más, para tratar de hallar una curación al sida. Mi reto es una vacuna que cure el sida, es nuestro gran campo de trabajo y, por extensión, obtener una vacuna preventiva de la infección.

--¿Cómo marchan las investigaciones para obtener una vacuna terapéutica contra el sida?

--Los resultados de la primera vacuna terapéutica se dieron a conocer en el 2013. Hemos desarrollado la mejor vacuna terapéutica que se conoce hasta ahora. No hay ninguna con una eficacia de hasta el 95%. Pero la parte negativa es que no hemos logrado curar a ningún paciente, que es el único objetivo. Este año y el próximo nos volvemos a marcar el reto de curar a algún enfermo. Coordino desde el Clinic un proyecto europeo, para el que hemos conseguido una financiación de 6 millones de euros, para desarrollar una nueva vacuna con tres nuevos ensayos clínicos. Para mí el reto de conseguir esta vacuna es similar al de descubrir el mapa del genoma humano. El abordaje es parecido. El problema es que siguen infectándose y muriendo por este problema un número muy importante de personas, sobre todo en Africa. Sin embargo, si el VIH se coge a tiempo, el afectado se convierte en un enfermo crónico y puede tener una esperanza de vida casi similar a la persona no infectada. El problema es que tiene que tomar medicación de por vida, con un coste sanitario de 7.000 a 9.000 euros al año, un importe sostenible por ahora por la sanidad pública en el mundo desarrollado, pero difícilmente asumible en países africanos. El 65% de las mujeres sudafricanas en edad fértil están infectadas por el VIH. Este es el motivo de que sea una prioridad conseguir ya una vacuna terapéutica y, en segundo lugar, la vacuna preventiva.

--¿Y qué pasos se están dando para obtener una vacuna preventiva contra el sida?

--Este logro es más complicado aún. Estamos participando en diferentes consorcios europeos para lograr una vacuna preventiva, pero hasta al menos el 2016 no habrá novedades.

--¿Qué papel ha jugado el hospital Reina Sofía en el desarrollo de la vacuna terapéutica?

--Los grupos de investigación de Córdoba y Sevilla que trabajan en materia de sida son muy potentes y la relación de trabajo en redes con ellos es muy buena. Profesionales del Servicio de Inmunología del Reina Sofía, con el ya ex jefe de este área, el catedrático José Peña, colaboraron hace 4 años con el Clinic en la comprobación de la aplicación de la vacuna terapéutica en personas infectadas por VIH, ensayo clínico que reflejó que los resultados eran favorables.

--Otro tema de actualidad relacionado con su profesión es la hepatitis C. ¿Es realmente tan efectivo el nuevo medicamento que existe contra la hepatitis C, frente a otras armas terapéuticas que ya existían?

--Con la hepatitis C está ocurriendo un proceso similar al inicio de los antirretrovirales, cuando se encontraron los primeros tratamientos para frenar el sida. Los nuevos medicamentos contra la hepatitis C parece que podrían sanar al 100% de los enfermos, pero la parte negativa es su coste. Tanto instituciones académicas como científicos han expresado su preocupación por el hecho de que el excesivo precio de estos tratamientos implique que no se estén utilizando de forma adecuada.

--Meses después de que España registrase el primer caso de contagio por ébola, ¿cómo valora la gestión de este hecho?

--Este primer caso de contagio derivó de diferentes situaciones. El cuidado de pacientes con ébola implica cierto riesgo y el mismo hay que minimizarlo a cero. La experiencia y la formación es esencial para que el personal sanitario no se infecte. Hasta que pasó este caso en el mundo occidental no se habían atendido a este tipo de pacientes de forma frecuente. Hace 10 años tuvimos un caso en el Hospital Clinic. Faltaba experiencia, pero los errores se tienen que ir solucionando. Los medios del hospital de la Paz, donde estuvo ingresada la auxiliar Teresa Romero, son de primera línea.

--¿Le pareció razonable que el Estado español repatriase a los dos religiosos con ébola?

--Es difícil contestar. No lo tengo muy claro. Si un ciudadano español tiene una enfermedad y pide a su embajada ser repatriada parece que tiene derecho a ello. Pero lo que hay que ver es si España estaba preparada para asumir este tipo de infecciones. Quiero creer que sí, pero no sé si en Madrid se hizo toda la labor que había que efectuar.

--¿A qué debe temer más la población española, a una posible expansión del ébola o a otras enfermedades importadas que han repuntado últimamente?

--Lo importante es tener el concepto de que la crisis del ébola es una oportunidad para prepararnos en España para el hecho de que las infecciones son globales. En el mundo global en el que vivimos puede surgir un brote de ébola y afectar a todos los países. El síndrome respiratorio agudo severo (SRAS) afectó a Canadá pero empezó en China. Ante el ébola nuestras autoridades han afrontado el reto de preparar uno o dos hospitales para responder de forma adecuada a los brotes que se puedan presentar. Esto requiere de dinero para evitar que la epidemia se extienda.

--¿Se logrará antes una vacuna que cure el ébola que el sida?

--En monos la vacuna del ébola ya ha funcionado. En noviembre del pasado año se obtuvieron los primeros resultados de pacientes voluntarios vacunados en el Reino Unido y Estados Unidos. En un principio, si los resultados son buenos empezarán a vacunar en ensayos clínicos en Europa, Estados Unidos y Africa y, en paralelo, comenzarán a fabricar la vacuna de forma masiva.

--¿Qué nivel investigador estima usted que posee Córdoba, una provincia que, por otro lado, se encuentra muy castigada por el paro?

--A pesar del desempleo, la investigación y cuidado a los pacientes, al menos en el tema del VIH, es excepcional en Córdoba. El hospital Reina Sofía cuenta con un gran médico, Antonio Rivero, de talla internacional en VIH, y dispuso hasta hace poco del catedrático José Peña, que es un referente mundial en el tema de la Inmunología. A pesar de todo, con pocos medios y personal, destacan en materia de investigación y aportan novedades.

--En el supuesto de que Cataluña se independizara de España, ¿esto afectaría a la sanidad pública catalana?

--No lo sé. Necesitaría una gran reflexión para responder. No todo es blanco ni negro, pero no creo que afectase ni a la sanidad ni a la docencia.