La exsecretaria general de la Unión de Mujeres Empresarias de Córdoba (UMEC), María Auxiliadora Figueras, ha asegurado que "me obligaban a pagar las dietas", y se ha eximido de toda responsabilidad contable, hasta el punto de asegurar que, en los últimos meses de su mandato (que finalizó en marzo de 2006), "yo era un cero a la izquierda, no tenía ni mesa, me hicieron mobbying".

Figueras, que llegó al cargo de secretaria general de la UMEC en 2002, ha afirmado que "no asumí las funciones de la tesorera, solo se me asignó que realizase los pagos". Ha señalado a la expresidenta de la asociación, María Fernández Pino, como la persona que controlaba la entidad, y que dejaba firmados en blanco los talonarios y cheques con los que se abonaban nóminas, facturas y otros gastos.

En la mañana de este miércoles, en la primera jornada del juicio celebrado en la Audiencia Provincial de Córdoba, por el presunto fraude en el cobro de dietas, pensiones e ingresos, ha explicado que "se me pagaba un sueldo porque trabajaba a todas horas" en gestiones en la asociación. A preguntas del fiscal, Figueras ha respondido que "mis ingresos estaban adscritos a proyectos". También ha querido descartar que se moviesen grandes cantidades de dinero en la UMEC, ya que "hasta 2005 tanto la expresidenta como yo teníamos que poner de nuestro dinero para el pago de las nóminas", y solo a partir de ese año "comenzó a entrar dinero".

Sobre las fuentes de financiación de la Unión de Mujeres Empresarias de Córdoba, ha aludido a las subvenciones públicas por la realización de proyectos, a una cuenta a crédito y a las cuotas de las asociadas.

Ha reconocido que se pagaban dietas de 2.000 euros en talones a la expresidenta, Fernández Pino, por las cantidades de gastos de desplazamiento y manutención tanto en ese momento como en años anteriores, cuando los ingresos de la asociación eran escasos.

Figueras puso el año 2006 como el del inicio de "tropelías" de todo tipo en la UMEC, justo cuando comienza a solicitar los justificantes de las dietas que se ingresaba a Fernández Pino. A lo largo de ese año, la relación entre ambas se deterioró, y desde enero de 2007 hasta su dimisión, en marzo del mismo año, fue "un cero a la izquierda". La exsecretaria general dejó de tener poder de decisión en la organización, "asistía a reuniones sin voz ni voto, y me quitaron hasta la mesa".

Hay que recordar que el Ministerio Fiscal sostiene que ambas acusadas desviaron fondos de la asociación en el año 2006, por valor de 23.545, y hasta 75.795 euros en 2007. Por ello, solicita para cada una de ellas cuatro años de prisión y multas de 10.800 euros.

El juicio se reanudará mañana jueves con la declaración de la otra acusada, la expresidenta de UMEC, María Fernández Pino.