La alcaldesa de Córdoba, Isabel Ambrosio, y el consejero de Presidencia, Manuel Jiménez Barrios, rubricaron ayer el protocolo de intenciones sobre la Memoria Histórica, que permitirá empezar a trabajar a partir de abril en la exhumación de las fosas comunes de Córdoba. El convenio aborda, además, la retirada de símbolos franquistas y la difusión de los acontecimientos que se desarrollaron en Córdoba durante la guerra y la posguerra, es decir, que será un complemento al dictamen elaborado por la comisión municipal de la Memoria Histórica, que se aprobará el martes en el pleno. La firma del protocolo se hizo ayer en presencia de miembros de la Asociación Dejadnos Llorar, con su presidente, Antonio Deza, a la cabeza; del director general de Memoria Democrática y de la delegada del Gobierno en Córdoba, entre otros.

El cordobés es el tercer ayuntamiento andaluz que firma este protocolo con la Junta (ya lo han hecho Sevilla y Málaga), tras la aprobación de la ley andaluza de Memoria Histórica. Aunque no tiene dotación económica específica, Jiménez Barrios garantizó ayer que el dinero no será un problema. De momento, ya se ha hecho una encomienda a un equipo multidisciplinar de arqueólogos, forenses, historiadores y documentalistas, que llevará a cabo la investigación documental previa de las fosas de los dos cementerios, el de la Salud y el de San Rafael. Se estima que en Córdoba hay 4.000 personas enterradas en fosas comunes, de las que solo 2.700 están identificadas. La intención es que en abril esté concluido dicho estudio, que dirá cómo y cuándo exhumar.

El PP lleva ya 2.000 firmas

El también vicepresidente de la Junta calificó de «auténtica ignominia con el pueblo español» lo ocurrido durante la represión franquista, y abogó por «reparar lo ocurrido sin rencores, pero para que todo el mundo lo conozca». La alcaldesa, por su parte, empezó el acto pidiendo disculpas a las familias de las víctimas «que llevan más de 80 años esperando» este momento y dijo que es tiempo de que «la historia olvidada y oculta se quite el velo de encima». Isabel Ambrosio expresó su deseo de que el acto de ayer fuera el primero del reconocimiento social e institucional que la ciudad le debe a los represaliados por el franquismo, en una ciudad «donde algunos dicen que no hubo guerra», apuntó. Para la regidora socialista, es momento de «empezar a cerrar las heridas que siguen abiertas y seguirán estándolo si no se repara a las víctimas». «Solo así -añadió-- se podrá dignificar el presente y el futuro». También citó unas palabras de José Saramago para reivindicar «sin rencor» la memoria de los asesinados, porque «se empieza por el olvido y se termina por la indiferencia».