El trasplante hepático auxiliar que ha recibido esta niña ha permitido que en la actualidad la función hepática de su hígado y la del que le fue trasplantado sean normales, por lo que su problema metabólico ya no existe y puede llevar una dieta y vida normales. «De estar obligada a seguir una dieta muy estricta, no poder ir a las excursiones ni a los cumpleaños de otros niños, ahora ya puede comer normal y ha ganado en calidad de vida. Los cirujanos del Reina Sofía ha hecho un trabajo excelente. Para nosotras, estos médicos son un dios y Jesús Jiménez, el pediatra de mi hija, una maravilla», señaló María Morales, madre de Nayra. Morales manifestó que «no dudé en ser la donante de mi hija. A los 4 días de que me extrajesen parte de mi hígado estaba en mi casa muy recuperada. Debido a su enfermedad, mi hija solo podía comer 8 gramos de proteínas al día, que es lo que contenía el bocadillo del recreo. El resto del día su alimentación era a base de leche especial y todo muy controlado. Para mi hija, las pasadas navidades han sido las primeras que ha celebrado de verdad al poder comer de todo. Animo a la sociedad que se solidarice con la donación de órganos para ayudar a quien lo necesita».

El pediatra Jesús Jiménez añadió que la enfermedad de esta chica es muy poco frecuente, se diagnostica en el nacimiento y se ha podido ir tratando con una serie de medicaciones y restricciones dietéticas bastante complejas. Jiménez precisó que a partir de una edad se estaban produciendo una serie de cambios en el metabolismo de esta niña que hacían necesario un trasplante, siendo la primera vez que en el Reina Sofía, para abordar esta enfermedad, se ha usado el injerto auxiliar, manteniendo el hígado de la paciente, con un buen resultado final.