El investigador Rafael Raya López (Córdoba, 1981) es profesor doctor en la Universidad San Pablo CEU en Madrid. Fundó en el año 2015 la empresa Werium Assistive Solutions, firma de base tecnológica de la que es CEO (director ejecutivo) y cuya misión es crear productos de apoyo para la rehabilitación de personas con una lesión motora o que presenten una discapacidad motora, como la parálisis cerebral o el ictus. A través de Werium, este cordobés ejerce también como investigador colaborador en el Grupo de Ingeniería Neural y Cognitiva (GNEC) en el Centro de Automática y Robótica del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Raya López, que reside y trabaja en Madrid desde hace once años, ha estado esta semana en Córdoba, en su barrio de la Asomadilla, donde nació y vive su familia. Este científico cuenta a pesar de su juventud con una carrera fulgurante. Acabó sus estudios de Ingeniería en Automática y Electrónica Industrial en el 2006, en la Universidad de Córdoba. Recibió el título de doctor en Electrónica por la Universidad de Alcalá en el 2011, por el que obtuvo el premio extraordinario de esa universidad. Ha participado en diferentes proyectos nacionales e internacionales, siendo los más destacados el Advanced Brain Neural Computer Interface Communication (ABC), financiado por el séptimo Programa Marco de la Unión Europea; el proyecto Enlaza, financiado por el Imserso, y los proyectos Interplay (2014) y CPWalker (2012), ambos financiados por el Ministerio de Economía y Competitividad. El Comité Español de Automática le otorgó la distinción de mejor tesis de robótica en España, en el 2011, y ha recibido el premio TR35, otorgado por el Massachusetts Institute of Technology (MIT) en el 2013.

-¿Su faceta investigadora le viene de familia?

-No, aunque mis padres me han transmitido valores que se necesitan en la investigación, como la paciencia o la curiosidad por las cosas que no acabas de entender del todo. He hecho con mi padre muchos mecanos y maquetas y he mantenido muchas conversaciones filosóficas con mi madre.

-¿Por qué decidió marcharse a Madrid?

-Tras acabar la carrera, me ofrecieron un trabajo en el CSIC en Madrid y decidí probar. Un año después empecé el doctorado en la Universidad de Alcalá y lo que iba a ser un año ya va por once.

-¿Cómo profesor doctor universitario qué nivel estima que tiene la Escuela Politécnica de Córdoba, centro en el que se formó?

-Después del primer año de carrera, que suele ser el más duro (lo que ahora corroboro con mis alumnos), empezó a gustarme bastante la Electrónica y comencé a hacer mis primeros pinitos con algunos cacharros robóticos, Recuerdo que había muy buenos profesores en la Politécnica de Córdoba, que te ayudaban a aprender y facilitaban prácticas en empresas y salidas laborales.

-¿Qué premios más destacados ha recibido?

-Uno de los que más agradezco es el TR35 del MIT Technology Review. Me dio la oportunidad de visitar y conocer a investigadores del MIT en Boston y una visión distinta de la investigación, con un enfoque más aplicado. Creo que fue allí donde me animé a crear la empresa Werium. Por otro lado, recientemente me han concedido también el premio Emprende Inhealth de Unltd y Lilly Spain y hemos quedado finalistas del premio Discapnet, de la Fundación ONCE, muy importantes para mí y para la empresa.

Al margen de esos premios, Rafael Raya ha sido reconocido recientemente con distinciones referentes a la transferencia al mercado de las actividades de investigación, entre las que cabe citar el Premio Accésit a la Mejor Idea de Base Tecnológica, concedido por la Fundación para el Conocimiento Madri+d y el premio a uno de los mejores 15 proyectos a nivel nacional que será financiado por el programa Caixa Impulse de la Fundación La Caixa. Por otro lado, la asociación Ametic (Asociación de Empresas de Electrónica) le ha concedido el segundo premio a la Pyme Innovadora 2016.

-¿Qué personas trabajan con usted en la empresa Werium?

-Werium Assistive Solutions es una empresa ligada al grupo de ingeniería Neural y Cognitiva del CSIC. Por ello, tiene un compromiso con la investigación, con la innovación, para llevar al mercado los resultados de esos avances. Soy el fundador de Werium junto a otros socios, que en su mayoría son investigadores del CSIC, y trabajamos en el campo de la rehabilitación neuromotora. El director de producción es Óscar Ramírez. Nuestra web es http://www.weriumsolutions.com/ y en twitter estamos en @rafa__raya y @weriumSolutions.

-¿Por qué decidieron poner en marcha esta iniciativa?

-Habíamos desarrollado un prototipo para que los niños con parálisis cerebral pudieran controlar el ordenador con el movimiento de su cuerpo y vimos que también podía tener potencial en la rehabilitación de su postura. Así que nos decidimos a crear Werium para que este prototipo se convirtiera en producto y llegara al usuario final.

-¿Con qué financiación cuentan para esta empresa?

-La financiación inicial de Werium ha venido de la mano de la convocatoria Neotec, del Centro para el Desarrollo Técnico Industrial (CDTI), que nos concedió una subvención en el 2015. Ese mismo año conseguimos un premio en el programa Caixa Impulse. Estos dos programas nos han ayudado en el primer año y ahora ya empezamos a tener ventas y proyectos de desarrollo propios mediante financiación privada.

-¿Qué le llevó a marcarse como objetivo que los destinatarios de sus invenciones fueran personas con discapacidad?

-He tenido en mi infancia ejemplos de familiares muy cercanos en situación de dependencia que han sido un ejemplo para mí y me han motivado en mi trabajo. Teniendo en cuenta que la esperanza de vida es cada vez más alta, la mayoría de nosotros seremos dependientes en algún momento de la vida. El investigador que se dedique a este ámbito tiene la obligación de generar conocimiento y de crear herramientas útiles que mejoren la calidad de vida de estas personas.

-¿Puede explicar la utilidad de algunas de sus innovaciones?

-Planteamos la rehabilitación como un juego. Contamos con sensores que miden el movimiento de la persona y promueven el ejercicio físico mientras el paciente juega y mide la evolución de la terapia de forma automática. Unido al sensor, diseñamos videojuegos que contienen ejercicios de rehabilitación físicos y cognitivos. Así mejoramos la motivación del paciente, la adherencia al tratamiento y el terapeuta puede configurar la intensidad y especificidad del tratamiento. Empezamos con niños con parálisis cerebral, pero ahora trabajamos también con adultos que han sufrido una lesión motora, como los habituales latigazos cervicales, y con personas mayores.

-¿Tienen estos productos un precio muy elevado?

-Hemos creado una gama de productos para atender las necesidades de distintos perfiles y su capacidad económica. Por eso, los precios van de los 200 a los 2.000 euros aproximadamente.

-¿En Córdoba se están planteando ofertar estas innovaciones para que se implanten en asociaciones como Acpacys (de parálisis cerebral) u otras?

-La verdad es que me encantaría. Estamos llegando cada vez a más centros. En Córdoba nuestra empresa colabora con el grupo de investigación del Instituto Maimónides de Investigación Biomédica (Imibic), liderado por el doctor Eduardo Collantes, en el uso de sensores inerciales (que capturan y analizan el movimiento) aplicados a patologías que tienen que ver con el dolor lumbar y cervical, como la espondilitis anquilosante. Además, estamos iniciando una colaboración para aplicar estos sensores en niños con parálisis cerebral, junto al hospital Reina Sofia.

-¿Sería interesante que hubiera en Córdoba un centro donde se trabajaran áreas como en las que usted está centrado?

-Más que por crear otros institutos apostaría por consolidar el Imibic, para que sea un referente internacional, y por ampliar sus líneas de investigación, entre las que podrían estar la rehabilitación robótica. Que en Córdoba tengamos el Imibic, el hospital Reina Sofía y la Universidad de Córdoba me parece un privilegio y una oportunidad única para que la ciudad se convierta en un referente en investigación biomédica.

-¿Qué siente cuándo ve que una persona afectada por una parálisis o un ictus puede avanzar gracias a una innovación suya?

-Mucha satisfacción e ilusión por seguir avanzando. En el equipo de Werium estamos muy motivados y seguros de que se pueden hacer todavía muchas más cosas. Tenemos en proyecto toda una línea de rehabilitación lúdica muy interesante para menores con discapacidad y mayores. Estamos creando nuevos dispositivos para medir la fuerza, además del movimiento, y otros parámetros fisiológicos. También me encantaría lanzar una línea de juguetes para que puedan jugar juntos niños con y sin discapacidad.

-¿Qué posición ocupa España en el empleo de la robótica?

-A nivel de investigación, España ocupa un buen lugar en la robótica para rehabilitación. Entidades como el Centro de Automática y Robótica (CAR) del CSIC o el Instituto Cajal son punteros. El hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo o el hospital Infantil Universitario Niño Jesús también son ejemplo de centros clínicos líderes que apuestan por la investigación de este tipo de dispositivos. Uno de estos logros es el proyecto CPWalker, un robot para rehabilitación de la marcha en niños con parálisis cerebral que ha sido desarrollado en el CAR-CSIC y que será probado en breve en el Rehabilitation Intitute of Chicago (RIC), líder mundial en la rehabilitación motora. Incluso puede que España sea de las naciones más rentables en robótica, porque hay excelentes científicos que trabajan con pocos recursos. A nivel empresarial, nos queda dar el salto, pero ya hay algunas startups (empresas emergentes) que están en ello. Aunque nuestra asignatura pendiente es consolidar el uso de estos dispositivos en la práctica clínica.

-¿Se han notado mucho los recortes públicos en investigación por la crisis o existen otras vías privadas de financiación?

-Ser científico en España es complicado. La necesidad de buscar financiación cada 2 o 3 años dificulta tener una carrera científica regular y coherente. La investigación científica no es una prioridad para la Administración pública. En nuestro caso, hemos recibido una subvención pública del CDTI, que nos ha dado un impulso muy importante. Desde que empezamos con Werium hemos conocido empresas que nos han contratado para desarrollar proyectos de investigación, que han dado como resultado publicaciones científicas y dispositivos para personas con discapacidad que ya se están usando. Para mí es el modelo perfecto. Ojalá las empresas españolas crean cada vez más en la innovación, lo que posiblemente nos haga depender menos de las ayudas públicas, y hagan a estas firmas muy competitivas a nivel internacional.

-¿Debe tener miedo la población al uso masivo de robots?

-Hoy en día usamos máquinas que nos hacen el trabajo de forma automática y que nos facilitan la vida. En cierta forma, tener miedo de la robótica implica concederle cierta inteligencia y autonomía. En este sentido, lo que sí está avanzando en los últimos años y que también forma parte de la robótica es la inteligencia artificial y el movimiento Big Data, una forma de crear software analítico imitando el cerebro humano, partiendo de la información recibida de todos los usuarios conectados a la «nube». De algún modo, si tienes miles de perfiles compartiendo datos, puedes sacar una buena estadística de cualquier cosa y esto puede servir para que una máquina sepa lo que te gusta o para predecir el futuro. Esto me parece apasionante. Como en la película Minority Report, de Steven Spielberg, en la que se detienen asesinos antes de que cometan los crímenes. Quizás lleguemos a eso, aunque los robots a los que podríamos tener miedo son todavía ciencia ficción. Tener cierto reparo a compartir tus datos personales en las redes puede ser un buen comienzo.