Antonio Hurtado Zurera (Aguilar, 1961) alzó el jueves la pancarta morada del «feminismo y la libertad», seguro de que la jornada estaba haciendo «historia». No es, en absoluto, la única bandera que hace suya, porque «nada de lo humano le es ajeno», y se declara activista de muchas otras causas. Encara su cuarta legislatura después de haber pasado por todas las administraciones y de ser casi todo lo que se puede ser en política: concejal, delegado de la Junta, senador y ahora diputado.

-¿Hizo la huelga del 8-M?

-Sí, claro, eso siempre hay que apoyarlo. Es lo que siempre nos ha identificado a los socialistas: estar con los movimientos en pro de la igualdad. Es el sentido de la izquierda: luchar por la igualdad y por la redistribución de la riqueza.

-¿Cuántas preguntas parlamentarias lleva en lo que va de legislatura?

-1.101 iniciativas, no son todas preguntas.

-Si hubiera un ránking, estaría entre los primeros puestos del Congreso.

-(Ríe) No lo sé, lo he mirado solo por si me lo preguntábais.

-Igual que en Córdoba tenemos la percepción de que es muy activo; en el Congreso, ¿también es conocido por eso?

-Me lo dicen: ya está aquí la pregunta de Hurtado.

-¿No es un poco triste que nos llame la atención que un diputado trabaje mucho?

-Esta es la legislatura más inactiva de las cuatro que he conocido, donde la producción normativa está bloqueada. Hay 50 proyectos de ley bloqueados por el Gobierno. En este caso, la función de control es fundamental, porque es a lo que nos estamos limitando. Yo lo tengo muy claro, una de mis funciones principales en el ámbito territorial es seguir pormenorizadamente cualquier cuestión que afecte a la provincia de Córdoba. Veo a diario la prensa local, busco los temas de ámbito nacional y, de inmediato, me intereso por ellos. Lo primero que hago es una pregunta para tener una información oficial.

-Se nutre de la prensa y supongo que de las quejas ciudadanas.

-Claro, también puede ser cualquier vecino el que me haga llegar un asunto. Hace unos días, por ejemplo, recibí a un inmigrante que me explicó que no podía abrir una cuenta bancaria. Antes, me había llegado otro diciéndome que le pedían un seguro de vida para hacerlo. Lo acompañé al banco, donde nos dijeron que eran ellos los que no se enteran. ¡Mentira! En el segundo caso, me dijeron que con la nueva ley de blanqueo de capitales tenían que valorar el riesgo de estas personas, pidiéndoles un contrato de trabajo. Algo ilógico porque era una persona sin permiso de residencia. Es decir, que le estaban pidiendo un imposible. Llevé al banco la normativa para mostrarles que los inmigrantes tienen derecho a una cuenta de pago básica. El que blanquea capitales no tiene el perfil éste, les dije a los del banco. Entonces, al final, terminé haciendo una pregunta al Gobierno, y de ahí ha surgido una iniciativa legislativa.

-La temática de sus iniciativas es de lo más amplia: infraestructuras, claúsulas abusivas, Lgtbifobia, ¿nada de lo humano le es ajeno?

-No, ni se me ocurre. Esta semana he estado involucrado en hacer una jornada sobre desaparecidos con la Fundación de Lobatón. No me pongo límites, todo lo que me rodea es de mi competencia.

-Por cierto, se quejó hace poco de la falta de iniciativa de su grupo en torno a temas que han sido bandera histórica del PSOE.

-Me duele especialmente. Esa crítica no tenía que haber salido a los medios porque fue en una reunión interna y desde luego yo no lo hice público. Manifesté eso porque mantuve contacto con la Federación LGTBI, que me hizo llegar cierto malestar. Habían hecho un proyecto de ley, que se lo habían ofrecido a varios grupos políticos, y el PSOE debería haberlo cogido como propio. En la reunión trasladé ese malestar. ¿Por qué teníamos que estar ahora con una ley de Podemos cuando era de la fundación? También se me dio una respuesta en mi partido, que es entendible, y es que había un acuerdo de los grupos políticos con la federación para hacer una cosa conjunta y al final Podemos se adelantó.

-En cualquier caso la crítica sobre perder las señas de identidad del PSOE tiene vigencia, ¿no?

-Evidentemente. Pedro Zerolo registró cuando el gobierno de Zapatero una ley de igualdad de trato, que no se debatió y hemos vuelto a registrarla ahora. Esa ley es más amplia, no exclusivamente del colectivo LGTBI, norma que también aprobaremos.

-Entonces eso funciona así, una misma organización ofrece su propuesta de ley a varios partidos.

-Mire, estoy ahora con el tema de los bebés robados y he mantenido reuniones con asociaciones que han trabajado en un proyecto de ley. Me he comprometido a que no vamos a registrarlo para no apropiarnos de ello. Primero vamos a valorarlo desde el PSOE y después trataremos de que sea una proposición de ley conjunta. Lo que más le interesa a un colectivo es que su tema no entre en la pugna.

-¿Y qué piden los de los bebés robados?

-Muy poco, una base de datos de ADN. Una de las asociaciones ha llegado incluso a hacer un trato con un laboratorio que se ofrece a hacer las pruebas por 60 euros y está haciendo una especie de banco. Lo que ellos quieren es que a ese banco, como se ha hecho en Argentina, puedan acudir voluntariamente quienes consideren que pueden ser un bebé robado. También piden acceder a registros.

-Recientemente le han nombrado coordinador de su grupo, ¿es un reconocimiento o por si fuera poco más trabajo?

-No creo que sea más trabajo. Hay un nuevo secretario general que quiere abrir una nueva etapa. Los relevos hay que verlos desde la normalidad. El anterior portavoz fue Jesús María (Ruiz) y ahora, yo.

-¿Cómo son sus relaciones con Ferraz?

-No tengo problema ninguno. Estoy en contacto permanente con mi partido y es el que me tiene que marcar las directrices. Las relaciones son normales.

-¿Cuánto daño cree que le hace al PSOE que Pedro Sánchez no tenga visibilidad parlamentaria?

-Eso, desde luego, no es un punto a favor, es un punto en contra. Te quita estar en el foco mediático y en el debate. Pedro tiene que marcar posiciones en el debate desde Ferraz y lo tienen que hacer otros por él. Pero, bueno, es un periodo transitorio que tendrá su fin.

-Recientemente, se ha publicado que varios diputados socialistas denuncian la estrategia de un núcleo duro del partido que decidía qué preguntas debían hacerse en el Parlamento y cuáles no.

-De eso me he enterado por los medios. No se ha debatido en el grupo parlamentario. Igual que le digo que lo de mis críticas por lo de las señas de identidad del PSOE era verdad, esto, no.

-Hemos visto reabiertas algunas heridas en el PSOE también por el veto a Elena Valenciano.

-Eso sí. Elena es un referente y tiene el aprecio y el cariño de gran parte del partido.

-¿Cree sinceramente con todo esto que el PSOE va a una?

-Vamos a ver, el PSOE no tiene más remedio que ir a una. Después de los procesos orgánicos, necesitamos una adaptación, y más cuando ha habido un proceso de primarias, que es una pugna. Pero hay que verlo dentro de la normalidad. Poco a poco las aguas deben volver a su cauce y el PSOE tiene que tener un criterio sin ningún tipo de disparidad. Por encima de los pareceres de cada uno, debe permanecer la lealtad al partido. Debemos hacer los partidos lo más democráticos posibles, y cuando todos esos procesos culminan mi secretario general de Córdoba es quien es, mi secretaria regional es quien es y mi secretario federal es quien es.

-A nivel local, ¿considera culminada la transición?

-Es muy distinto cuando se gobierna y cuando no. A nivel local y provincial estamos gobernando y eso tranquiliza a toda la organización. Lo mismo ocurre en Andalucía. Susana tiene el apoyo de la inmensa mayoría de los militantes y los simpatizantes. Eso forma parte de poder ejercer el gobierno, el ser refrendado por la gente a través de unas votaciones. Cuando estás en la oposición es distinto, todo es más complicado, porque se trata de acertar y cualquier opinión puede considerarse disonante.

-¿Cómo está viendo desde Madrid la labor de Isabel Ambrosio al frente del Ayuntamiento?

-Isabel lo tiene complicado porque no se lo están poniendo fácil. IU, cuando puede, trata de diferenciarse. Pero creo que este año y algo que queda se va a ver el resultado de ese esfuerzo. Isabel está dando estabilidad y tiene una forma de ejercer la política que se basa en apaciguar, no es una persona que tensione la ciudad. Eso es lo que quiere la gente, que no estemos desde la política tensionando y en guerras muchas veces ficticias, que son un paripé. Sus formas van a ser muy valoradas por la ciudad.

-¿Cree que Córdoba está siendo tratada injustamente por el PP?

-Más evidente imposible. Córdoba para el PP no significa nada, más claro el agua. ¿Qué están haciendo en Córdoba? ¿La obra de la fachada del edificio de la Agencia Tributaria? Todo está parado: la Biblioteca de los Patos, 70 millones tirados en el aeropuerto, el cercanías sin funcionar... Lo del PP con Córdoba es tan burdo, descarado y obsceno que me rebelo contra ello. Mira si no qué pasó con el Pósito, el mercado de Lepanto o la segunda fase del río. Nieto, como el clan de los compadres que tiene en el Ministerio ahora, cuando era alcalde tenía su club de los compadres: Pablo González, el de Mercasa, que le dijo te voy a traer un par de cositas para que puedas ganar las elecciones; el de Adif, y el que cesaron de la CHG. Cuando Nieto no sale de alcalde todos esos compromisos se desvanecen y ahora ya no hay nuevos, porque el PP no gobierna en Córdoba. Es indecente que no haya compromisos con Córdoba porque no la gobierne el PP. Si una institución adquiere un compromiso con la ciudad, independientemente de que se lo haya trabajado un partido, debe cumplir con ella.

-¿Cree que el Ayuntamiento de Córdoba ha enfocado bien la reclamación de la Mezquita?

-Lo de la Iglesia ha sido de una avidez impropia de una entidad que predica la pobreza y la austeridad. Veo distinto lo que es la inmatriculación de la Mezquita de las inmatriculaciones de otros bienes, como son espacios públicos como la plaza del Triunfo o la del Pocito. Para mí es tan evidente que la Iglesia no puede apropiarse de ellos que yo hubiera ido por la vía judicial, pero el tema de la Mezquita es más complicado. Han aprovechado la opacidad de la modificación de la ley que hizo Aznar. Nadie se lo podía imaginar.

-¿Aznar tampoco?

-No creo. Pero no en todos sitios ha sido igual la aplicación, en algunos ha habido una connivencia de los registradores de la propiedad. En lugares donde se han registrado menos inmuebles habrán sido más exigentes. Las consecuencias de las inmatriculaciones están por saber. Por eso he pedido un listado, porque hay quien habla de 40.000 bienes inmatriculados y queremos saber cuáles son para ver hasta qué punto han llegado y poder aplicar el derecho, para lo que solo se puede ir por la vía judicial.

-Podemos dice que deben seguir trabajando con ustedes en una moción de censura.

-No es el momento, es momento de prepararnos para las elecciones y de que la gente hable.

-¿Cree que se aprobarán los Presupuestos Generales del Estado?

-La hoja de ruta la tiene marcada Montoro, que tiene clara una cosa: mientras que haya 155 no habrá presupuestos, porque el PNV no va a apoyarlos. ¿Cuándo va a dejar de haber 155? Cuando haya Gobierno en Cataluña. Dependiendo de eso, los presupuestos se presentarán o no. Si no se presentaran antes de marzo, no los van a presentar hasta septiembre y ya presentarían los del 2019. Estoy seguro de que el PNV es el primer interesado en que se levante el 155, porque es quien sacará la mayor tajada, porque ha negociado los PGE.

-Y después de esta etapa, ¿qué?

-Voy a estar siempre agradecido a mi partido, porque a mí la política me ha enriquecido. Me siento un privilegiado porque me puedo dedicar a los problemas de los demás. Parto de que la gente tiene un derecho a recibir al menos información. Eso me exige estar al tanto de todo. Si el PSOE me quiere volver a presentar y tengo predisposición, magnífico, si no, agradecido siempre, y a mi trabajo de funcionario.

-En cualquier caso a la política local no volvería, ¿no?

-No, ese momento pasó y me encantó, pero ya no toca. Fue de lo más apasionante que he hecho. Recuerdo cuando amaneció Córdoba llena de pintadas insultándome, diciéndome corrupto, maricón y mafioso, cuando el tema de las naves de Sandokán. Recibí una llamada de teléfono de la entonces alcaldesa, Rosa Aguilar, para contarme lo de las pintadas, de la que todavía hay alguna, y decirme que había mandado limpiarlas. Detrás de mi casa otro puso: «Hurtado no te calles». Fue difícil, pero no me arrepiento de nada. Me siento orgulloso.

-La entonces alcaldesa, con quien usted tanto confrontó, fue después compañera de filas.

-A nivel personal nunca tuve confrontación con ella, cuando la política se personaliza es destructiva. Conozco a gente en política destruida por eso. La política es definir qué modelo de sociedad queremos y está por encima de los nombres. A mí la política me ha enriquecido.

-Dirá en lo personal, en estos tiempos esa frase es peligrosa.

-Claro, claro. En lo personal, para mí ha sido un revulsivo.