Desde el año 2017 es propiedad del Ayuntamiento de Bujalance. Fue abandonada en los años 70, tras haber tenido varios usos, entre ellos como taller de bicicletas. La cubierta parcialmente derruida y el grave riesgo de derrumbe motivaron su entrada en la lista.

Actualmente el Ayuntamiento está acometiendo la rehabilitación no solo del inmueble sino también de su entorno, conservando su estética y respetando su valor histórico. El objetivo es darle uso como equipamiento cultural y social y para ello se está destinando una inversión que supera los 107.000 euros, en unas obras que están próximas a su finalización.

La ermita, del siglo XVII, es de reducidas dimensiones (18x6 metros), tiene planta rectangular y su bóveda es de cañón rebajado.