Francisco Estepa (Córdoba, 1975) es uno de los cinco administradores concursales de Laboratorios Pérez Giménez, junto a Francisco Javier Bernabéu Aguilera, Jorge Francisco Castro García, Francisco Amorós Gil y Julio del Valle Jiménez. Licenciado en Derecho, es máster de Viabilidad Empresarial en el Concurso de Acreedores y experto en Derecho Penal y Mercantil. Fue administrador del Real Betis Balompié. Estepa analiza la situación de la empresa tras la firma de las escrituras por Pharmex.

-¿Era la última oportunidad para salvar Laboratorios Pérez Giménez?

-En mi opinión, sí. Es cierto que en el caso de haber fallado Pharmex seguían habiendo empresas interesadas en la planta, pero no lo es menos que la situación se había vuelto totalmente insostenible, hasta el punto de que los concursales ya no disponíamos de medios ni siquiera para poder garantizar la seguridad.

-¿Le sorprende que llegara a última hora y no antes?

-Las empresas con presencia internacional, como es el caso de Pharmex, no compran por impulsos o decisiones individuales. Suelen actuar conforme a planes estratégicos de crecimiento. Desde el punto de vista del concurso de acreedores, que empezó en el 2011, es comprensible que pensemos que llegó a última hora, pero desde la perspectiva de la compradora supongo que ha invertido en el preciso momento que tenía planificado.

-Supongo que habrá satisfacción tras la firma de las escrituras.

-Nuestro principal sentimiento, lógicamente, es de satisfacción. Cuando intervienes como administración concursal en un proceso de crisis empresarial es vital fijar al inicio del proceso cuáles son los objetivos a conseguir y cómo se van a alcanzar. Los cinco concursales, ya en nuestra primera reunión, en noviembre del 2011, tuvimos claro que el fin último era evitar, preferentemente vía convenio y si no vía liquidación, que la actividad empresarial desapareciera para siempre. Si de algo estamos escasos en Andalucía y en Córdoba es de industrias con un alto componente tecnológico. Por otro lado, el proyecto empresarial que trae la empresa compradora va a generar, como mínimo, 150 puestos de trabajo, dato que supone casi el 85% de la plantilla que tenía Pérez Giménez cuando se declaró el concurso. Desgraciadamente no es usual, ni mucho menos, que una actividad empresarial salga de una situación de insolvencia con un nivel de empleo similar al preexistente a la crisis empresarial. Aquí se ha conseguido.

-¿Qué le queda por hacer a la administración concursal para finalizar su trabajo?

-Lo más importante es culminar la venta. El pasado 17 de octubre se dio el primer y más importante paso, que la compradora abonara el precio ofrecido. Pero el mismo quedó bloqueado en la cuenta del Juzgado hasta que las cargas que pesan sobre los diversos activos de la planta, principalmente los inmuebles, queden canceladas registralmente. Ese es nuestro principal objetivo a día de hoy, pero eso no depende del juzgado ni de los concursales. Es importante la colaboración de los acreedores con derechos inscritos. No podemos hacer nada hasta que no adquiera firmeza el auto de adjudicación a Pharmex, al haber sido recurrido en su día tanto por Krasfarma como los sindicatos UGT y CTA.

-¿Qué será lo más difícil ahora?

-Aparte del proceso de cancelación de cargas registrales, es esencial que los antiguos proveedores de Laboratorios Pérez Giménez sean conscientes de que se está en el inicio de un nueva andadura que nada tiene que ver con el pasado. La deuda que dejó Pérez Giménez es abultada y puede haber empresas proveedoras que se resistan a iniciar relación comercial alguna mientras no se les salde. Una planta industrial farmacéutica tiene la especificidad de que para determinadas actuaciones tienes muy limitado el abanico de proveedores a los que acudir, llegando a veces a ser solo uno. Aparte, la cuestión de los suministros es básica para reactivar la fábrica. Esta semana se publicaba que el Ayuntamiento de Almodóvar del Río ya se ha puesto manos a la obra para restablecer el suministro de agua. Sería deseable que Endesa actúe con la misma celeridad.

-¿Qué pediría a las empresas o instituciones en las que ahora se encuentra la decisión final para levantar las cargas hipotecarias? -A los cinco bancos acreedores, Tesorería General de la Seguridad Social, Agencia Tributaria estatal y andaluza, Agencia Idea y Soprea les pediría que sean conscientes de lo que está en juego y que se impliquen para una pronta solución en el levantamiento de las cargas.

-¿Qué papel debe jugar aquí la Junta de Andalucía y la Agencia Idea?

-Con la Agencia Idea la casuística es algo diferente, pero no por lo que a ella se refiere sino por una cuestión estrictamente jurídico-procesal. En su día Idea concedió ayudas públicas a Pérez Giménez y la garantía de que serían devueltas en caso de incumplimiento de condiciones se inscribió en el registro. Es lo que se llama «una afección registral». Tal afección se inscribió con carácter preferente a las hipotecas bancarias, lo cual sabían, lógicamente, las entidades financieras al momento de conceder los préstamos. Hace un año aproximadamente Idea entendió que se habían incumplido dichas condiciones y reclamó el reintegro de subvenciones. Desde la administración concursal nos opusimos e impugnamos judicialmente tal decisión. A día de hoy la cuestión está pendiente de sentencia del Tribunal Superior de Justicia.

-¿Las administraciones son conscientes de la importancia de que mantenga su actividad Laboratorios Pérez Giménez?

-La conducta de las administraciones públicas en los concursos de acreedores tiene bastante de Doctor Jekyll y Mr. Hyde. Públicamente, el discurso de todas es que hay que salvar empresas y mantener empleo, pero cuando se acude a ellas para que se impliquen activamente en dicha salvación, rehúsan toda colaboración, preocupándoles únicamente el cobro de su deuda.

-¿Cómo es posible que en tanto tiempo no llegara una empresa que fuera capaz de responder a los compromisos que asumían en el proceso?

-Desgraciadamente, el proceso de venta de Pérez Giménez no es una excepción. Pensemos en el concurso del aeropuerto de Ciudad Real o las incidencias que hubo en la venta de la planta de Dhul en el concurso que se siguió ante el juzgado mercantil de Granada. Puede que la respuesta haya que buscarla en la impunidad con la que salen aquellos sujetos que acuden a estos procesos para alargarlos, guiados exclusivamente por oscuros intereses. En nuestro caso quiero pensar que las personas que han actuado en nombre de Globalaeronautic y han conseguido dilatar este proceso más de dos años acaben respondiendo ante los tribunales competentes, y no estoy pensando en la jurisdicción civil.

-¿Qué falla aquí, la ley concursal o los problemas económicos que aún persisten en la economía?

-Sin lugar a dudas la ley concursal. En mi opinión tenemos una de las peores normativas de insolvencia de toda Europa. Y los datos lo confirman. Más del 90% de las empresas que entran en concurso acaban en liquidación. Ves otras legislaciones, como la alemana, en donde el propio legislador sitúa el crédito de las administraciones públicas al final de todo. En la convicción de que más que pensar en intentar cobrar las cotizaciones, retenciones e impuestos impagados en el pasado por la concursada, lo realmente enriquecedor es que la empresa salga de la crisis, vuelva a tener actividad y pueda atender nuevos impuestos, cotizaciones y retenciones.

-Por cierto, ¿qué cree que pasó para que Pérez Giménez terminase en liquidación?

-En mi opinión, la mala gestión fue evidente y persistente. Si bien también tengo claro que el punto de inflexión fue la venta a Tecris. Hasta entonces, para mí, la actuación de los gestores fue, pudiera decirse, negligente o culposa. Después de la venta, la actuación de los que vinieron fue conscientemente dolosa. Pero, esto está pendiente de juicio y será el trabajo de los concursales intentar probar lo que decimos.

-¿Los trabajadores han sido los que más han sufrido durante este proceso?

-Es evidente que en toda cadena empresarial el eslabón más débil es el trabajador y en la ley concursal no se les protege como debiera. Luego a nivel personal fue duro estar trabajando codo con codo con personas a las que tuviste que acabar despidiendo. Esto por lo que a los trabajadores se refiere, lo de los sindicatos UGT y CTA es punto y aparte. Para mí, su actuación no ha sido la adecuada.