Poco, poquísimo, puede contarse de la jornada de ayer en los cementerios cordobeses a quien visitó a sus familiares difuntos. Un tributo tan íntimo e intenso que ni precisa crónica ni hay artículo que lo refleje con justicia. Pero valgan algunas pinceladas para evocar emociones, como las que decían compartir con muchos visitantes el dúo de piano y violín formado por David Martínez y Fernando Jesús Jurado, que tocaban la mañana de ayer en el cementerio de La Salud y a los que se les acercaban más de una vez visitantes para agradecerles sus notas y los sentimientos que les trasmitían sus interpretaciones. Los propios músicos se confesaban contagiados por llegar al corazón de un auditorio tan particular.

Otra pincelada del cuadro de la jornada era la que aportaba Juan Guillermo Benito, de Viveros Santa Bárbara, vendiendo flores junto a San Rafael un año en el que sigue en retroceso el crisantemo de toda la vida (a 4 euros el paquete) y en donde se vendió muy bien el clavel colombiano. Una última escena: la pasión con la que el doctorando en Historia Gonzalo Herreros habló a la prensa antes de guiar la ruta por el cementerio de la Salud, reivindicando la Historia, valores y personajes del camposanto, en ocasiones con enseñanzas más vivas que nunca.