--En Córdoba no es muy conocido que el presidente de Banca Cívica y de Cajasol es cordobés.

--De Castro del Río, Córdoba, y muy orgulloso de ser cordobés y castreño.

--¿Cómo llega un joven economista de Castro a situarse en el centro de la decisión económica y financiera de Andalucía?

--Eso me pregunto yo. Creo que la vida es una cuestión de esfuerzo, de tesón, de voluntad y también un poquito de preparación y de suerte. Y tener siempre la mente abierta, la voluntad de colaborar, de hacer cosas, de inquietud por modificar lo que nos rodea. Yo creo que ese es el motor que nos mueve a todos.

--Ha desarrollado su carrera profesional en Sevilla (bueno, ahora con Banca Cívica se extiende a España y otros países). ¿Cómo fue el quedarse allí?

--Quería hacer económicas. Estuve viendo la oportunidad de estudiar en ETEA, pero me interesaba más la rama de economía en general que la de empresariales, por eso fue irme a Sevilla. Con 18 años yo decía que quería hacer una carrera "que tuviera ciencias y letras", y económicas tenía lo que buscaba.

--¿Tenía antecedentes familiares?

--No. Yo compré un libro aquí en Córdoba, en una librería de la calle de Bocadi, que se llamaba Todos los estudios y carreras , que todavía lo tengo. En ese libro lo empecé a ver, y lo tuve muy claro desde el principio.

--¿Era fácil en aquella época encontrar trabajo de economista?

--Yo me quedé en la facultad, dando clase, y a partir de ahí estuve en el gabinete del consejero de Educación, dirigí una empresa pública de la Junta, me eligieron como secretario en el consejo del antiguo Monte... Después fui presidente de El Monte y presidente de Cajasol tras la fusión con San Fernando. Más tarde hicimos la fusión con Caja Guadalajara y ahora nos hemos integrado en Banca Cívica. Yo diría que hemos corrido bastante estos últimos años.

--Lo cuenta en un momento, pero ha tenido que ser de vértigo. La fusión de las cajas sevillanas tuvo que ser tremenda, más lo que vino después. En torno a usted ha surgido una fama de buen negociador, de hombre para las crisis.

--Hace dos años un periodista de Castro del Río me dedicó un artículo en la revista de feria, que yo le agradezco, y me llamaba 'piloto de tormentas'... Hombre, yo creo que es lo que se encuentra uno. Me ha tocado una época, la más convulsa en los 200 años de historia de las cajas de ahorros y yo diría más, en la última historia del sistema financiero. Y creo que ahí lo que hay que tener es empatía, más que habilidad, saber ponerte en el lugar del otro, entender lo que quiere y defender la posición e intereses de la entidad a la que representas, sus administradores, sus empleados... Yo eso siempre lo he tenido muy claro. Es el principio por el que me muevo, y el de dar siempre un poquito más de lo que uno piensa que va a recibir. No hay que ganar los partidos 5 a 0, uno tiene que procurar que haya un empate o si me apuras, perder el partido cinco y medio-cuatro y medio siendo uno consciente. Esto es como el ajedrez. Y no se puede machacar al que se tiene al lado, sino que se sienta todo el mundo medianamente a disgusto y medianamente a gusto. Esa es la clave.

--Cuando llegó a la presidencia de El Monte en el año 2006... ¿Se podía prever lo que ha ocurrido en el sector financiero?

--Rotundamente no.

--¿Y en el 2008?

--Posiblemente sí, porque ya había pasado la crisis del famoso verano del 2007, había sido la caída de Lehman Brothers y ya se veía que el sistema se tenía que transformar. Hace dos meses, cuando nuestra salida a Bolsa, yo dije en el parqué de la Bolsa de Madrid que nadie hubiera pensado un año atrás que estaríamos allí los componentes de las cinco cajas (Canarias, Guadalajara, Burgos, Navarra y Sol). Sabíamos que teníamos que crecer y ganar en volumen, pero convertirnos en bancos, y además cotizados, como estamos ahora Bankia, la Caixa y nosotros, no.

--Y, con todas estas operaciones, ¿consideran que ya están a salvo?

--No me voy a extender. No. Creo que el sistema todavía tiene recorrido para seguir transformándose.

--Una cosa es estar a salvo y otra tener que seguir haciendo cambios en el camino. ¿Después de Banca Cívica vendrán más operaciones?

--Estamos todavía en la pista de despegue.

--No hay tranquilidad posible.

--No, vivimos unos momentos de profundas transformaciones. Lo están haciendo los grandes líderes políticos en la economía mundial, y yo creo que para bien. Esto hay que transformarlo, y cuanto antes mejor. Las reglas del juego que nos debemos dar son otras. El mundo ha cambiado: globalización, aplicación de las nuevas tecnologías, aparición de nuevos actores en el tablero económico mundial como China, India, Brasil... Eso hace que estemos en un modelo absolutamente diferente, y quien no se quiera dar cuenta de eso es que no ve. Tenemos que transformarnos, tanto la pequeña y gran empresa como el sistema financiero, y eso es lo que estamos haciendo.

--Despabilar.

--Sí, despabilar.

--Usted llegó con 40 años a la presidencia de El Monte y en solo 5 años ha desarrollado una estrategia de fusiones que, de momento, parece buena. Hablaba antes de la empatía como negociador. ¿Qué otras claves hay en esto?

--Hay un viejo refrán, "hacer de la necesidad virtud". Cuando todo parece que te viene en contra hay que buscar el lado positivo, y se puede encontrar siempre. Y una cosa importante: ser sincero, ir de frente, aunque digas lo que no puede gustar, que nadie se sienta engañado, no guardarme ninguna carta, que confíen en tí y tú también tienes que confiar, porque al final, por muchos planes estratégicos que se hagan, es tan básico como eso, una cuestión de confianza.

--Dicen que con Enrique Goñi, copresidente de Banca Cívica, hay algún problema de encaje.

--Eso no es cierto, lo tengo que desmentir rotundamente. La relación es buena, he tenido la suerte de encontrar un com

pañero con el que tenemos muy claro lo que hay que hacer. No podemos coincidir al 100%, pero si surgen discrepancias de visión o concepto siempre las llevamos de forma conjunta e intentando hacer partícipes a las otras cajas. Las cosas se consiguen sumando.

--¿La salida a bolsa cómo va?

--Va como va el sector. Salir era un éxito y ahora caemos menos de lo que cae el sector, que ha caído mucho más que nosotros, y en ese sentido estamos satisfechos.

--Volviendo atrás, en estos años anteriores no se ha conseguido la gran caja andaluza. ¿Usted cree que no lo ha permitido el escenario, o sus actores-?

--Sus actores no, sino una realidad que es evidente, y le voy a dar un dato: todas las cajas que han hecho fusiones intrarregionales hoy son las que en peor situación están.

--O sea, que al final ha sido lo mejor.

--Ha sido lo mejor, ya lo decíamos algunos. Los hechos evidencian que llevábamos razón, que la interterritorialidad era lo conveniente. Es lógico: es una cuestión de sinergias, de no solapamientos, de mercados diferentes, de complementariedad- Creo que hicimos bien y los hechos nos están dando la razón, que es lo importante.

--Lo que pasó con Cajasur, la petición del presidente andaluz de que acudieran a la subasta ustedes desde Cajasol y Unicaja... ¿Era inviable?

--Yo le digo a nivel general que el camino correcto era ir a fusiones interterritoriales porque era más lógico desde el punto de vista económico. En un escenario como el que vivimos hoy no solo es lo lógico, sino lo único posible. Quizá en otros escenarios hubiera sido posible, pero en éste la opción que hemos cogido es la más viable y la mejor para todos.

--Cuando el presidente de la Junta de Andalucía les pidió que pujaran, ¿qué visos de éxito le veían? ¿No le preocupó?

--Lo único que le puedo decir es que nosotros obedecimos las órdenes del presidente de la Junta y estábamos dispuestos a pujar conjuntamente, e incluso elaboramos un documento al respecto. En aquel momento creíamos que era bueno para Andalucía y lo hicimos. Luego no salió... Nosotros cumplimos con lo que creíamos que era nuestra obligación en aquel momento.

--Las fusiones externas de las dos grandes cajas, ¿beneficiarán al final a Andalucía?

--Sin duda. Y hablando de Cajasol--Banca Cívica, el sostén de la posibilidad de licuar créditos, de darlos en Andalucía, es mucho más potente ahora que estamos en un grupo mucho más fuerte que yendo solos.

--Cajasur ha dejado de ser una caja. ¿Es una oportunidad para Cajasol-Banca Cívica?

--Yo no hablo de Cajasur, con la que tenía antes una magnífica relación y ahora tengo una magnífica relación personal y profesional con el presidente de la BBK. Sí le digo que estar en un banco mucho más fuerte, en nuestro caso cotizado, nos da solidez y solvencia, y eso para los tiempos que estamos viviendo, es lo necesario.

--Pero Cajasol inició una importante expansión en Córdoba, tanto en oficinas como en patrocinios y actividades.

--Y vamos a seguir en esa línea, teniendo en cuenta que ahora el nivel de patrocinio de cajas y bancos está disminuyendo por la actual situación económica, pero, en términos relativos nuestra presencia en Córdoba la queremos aumentar. Y así lo estamos haciendo, teniendo un mayor contacto con las pymes, particulares e instituciones.

--¿Cómo ve la economía de Córdoba?

--Quizá no sea el mejor momento para analizarla, pues el marco de crisis es un factor de distorsión. Antes la he visto muy bien, con sectores diversificados, joyería, turismo, sector de la construcción muy desarrollado. Quizá todavía con poco tejido industrial, pero con mucho potencial de recorrido. Aquí están los principales empresarios andaluces. Ahora no tengo datos, y tampoco de Andalucía, quizá necesite más tiempo para analizar el impacto que está teniendo y va a tener la crisis en esos sectores. Nuestro gran hándicap es que tenemos que intensificar la actividad industrial, con más factor capital que trabajo, empresas con alto nivel tecnológico, capaces de ser muy productivas y con una parte enfocada a la internacionalización. Esas son las claves por las que nos tenemos que mover. Eficiencia y diversificación. Una época de crisis también es de oportunidades.

--Las empresas siguen a vueltas con la falta de liquidez.

--No comparto la mayor. No hay tantos problemas de liquidez, el sistema financiero vive de prestar dinero. Ha bajado muchísimo la demanda de préstamos, y la de préstamo nuevo es casi nula, un porcentaje ínfimo, lo que hay es renovaciones. Y segundo, que esa parte nueva en muchos casos no tiene viabilidad. Y sería una irresponsabilidad del sistema financiero: nosotros somos intermediarios financieros, nuestros clientes prestan su dinero a un banco y el banco lo presta a un tercero que tiene que tener la capacidad de devolverlo con sus intereses para que yo se lo devuelva al impositor. Contesto a su pregunta: una, no hay demanda de crédito. Dos, la demanda que hay no es de calidad. Cuando es de calidad no hay problema, pero es mínima.

--Dinero hay. ¿Qué hace falta para crear confianza?

--¿Qué hace falta para crear confianza? Confianza. Hay que romper el círculo vicioso actual: no se consume porque no hay expectativas, si no se consume no se produce, hay más paro porque las empresas cierran y entonces se consume menos. Tiene que haber un momento

en el que seamos capaces de romper ese círculo vicioso y otra vez recuperemos la confianza. Con los pies en el suelo. Posiblemente estemos pagando la excesiva alegría de otras épocas. Quiero transmitir un mensaje de confianza desde el realismo. No vamos a tener una transformación de las perspectivas económicas a corto plazo, pero sí vamos a sentar las bases de la próxima década, que tiene que ser más sólida, solvente, diversificada y con mucha eficiencia.

--Y eso qué requiere, ¿un cambio político, que nos dejen en los mercados internacionales?

--Creo que es un conjunto de muchos factores: los excesos que se han producido, los otros actores que están jugando en este nuevo mapa mundial, la UE, que debe definir mejor una política monetaria y una política fiscal que tiene que ir unida, factores de transformación y de cambio... Estamos viviendo en una crisis sistémica, no coyuntural como otras, y posiblemente lo que hemos tenido los actores económicos y sociales es poca capacidad de explicar.

--¿Cómo hacerlo?

--Cuando aparece una nueva enfermedad no hay fármaco que la cure, se van probando hasta que se descubre. Posiblemente en estos momentos estamos sin el fármaco, sin la política adecuada para combatir la crisis. Lo que está claro es que hay que hacer algo. Hay que ser sincero y decir: "Tenemos dudas". En el 2009 la idea eran políticas expansivas, más gasto público, pero los mercados han castigado enormemente esa situación, y se ha vuelto a políticas restrictivas. Hace dos años se pensaba que era lo correcto, ahora no. Sí tengo clarísimo que de la crisis que salgamos tiene que ser con una visión internacional. El estado-nación es demasiado reducido para tomar decisiones en el campo económico mundial.

--¿Qué opina de las convulsiones de los mercados de esta semana y de la falta de capital que atribuyen a las entidades bancarias españolas?

--Hacen falta transformaciones estructurales y tomar medidas de política económica. Mientras no se tomen medidas, seguiremos teniendo un período convulso, con tensiones, que se podrán ir atenuando poco a poco. Respecto a la falta de capital de las entidades bancarias españolas, quisiera remitirle a la contestación del Banco de España, que es quien más elementos de juicio tiene en este sentido.

--Es simplificar mucho, pero ¿cómo nos defendemos de los mercados internacionales?

--Sí es simplificar, porque no es cómo nos defendemos, sino cómo nos aprovechamos. La economía de mercado ha hecho que después de la guerra mundial los países desarrollados hayan crecido de forma espectacular. Se ha conseguido un estado del bienestar extraordinario, que no existía, una clase media, un nivel de vida alto... La economía de mercado, con aspectos regulados, es el mejor sistema de asignación de recursos. Lo que pasa es que ahora los recursos y el mapa son otros.

--¿Cuándo se pondrá freno a esta inestabilidad? ¿Si cae Grecia, caerá España?

--Creo que España no va a caer. Grecia tengo mis dudas de que sea capaz de cumplir, pero creo que la UE está definiendo ideas y políticas capaces de amortiguar su caída. ¿Por qué está Grecia como está? Porque no ha hecho los deberes.

--¿Y España los está haciendo?

--España los está haciendo.

--Yo le iba a pedir una receta que no conllevara despidos...

--Hay otro refrán muy castizo: no se puede hacer tortilla sin romper los huevos. Hagamos lo que tengamos que hacer, no es cuestión de quejarse, sino de ser creativos y emprendedores. El mundo ha cambiado, nuestro empleo ya no está al lado de casa, en Córdoba y para toda la vida. Yo animo a los empresarios cordobeses, a los jóvenes cordobeses, a que creen, emprendan y salgan al extranjero. Y a que sean valientes.