Pertenecen a conocidas familias burguesas, y habían nacido y vivido en el centro de la ciudad, pero Luisa Jimena y su esposo, Rafael Sarazá --reputado penalista, que fue concejal por IU y miembro del Consejo General del Poder Judicial--, no dudaron en asentarse en un barrio obrero, el del Santuario de la Fuensanta, desde que este, allá por 1973, se levantó por impulso de la Caja Provincial de Ahorros con diseño de Rafael de la Hoz. Y aquí siguen cuarenta años después, encantados de aquella decisión.

"Habíamos sido muy felices en la casa de Eduardo Dato, siempre con grupos, de fe, políticos... Allí nació CCOO, porque parecía que un bufete de abogados daba una cobertura más segura --explica Luisa--. Pero la casa estaba vieja y no teníamos dinero para rehabilitarla. Y por otro lado queríamos que nuestros hijos se criaran en un ambiente sencillo para que vivieran de cerca la realidad, porque no era igual explicársela que verla".

--¿Qué barrio se encontraron a la llegada?

--No se parecía al que conocía de pequeña, cuando venía con mis padres a la Feria de la Fuensanta, que todo eran huertas. Era un barrio estupendo, sobre todo para criar a los niños, que aquí tenían zonas ajardinadas --ya ves qué bonitas las conservamos-- y mucha más expansión que en el centro. Nos vinimos con todas las consecuencias, matriculando a los niños en el Colegio Santuario. Han sido aquí felicísimos. La piscina y las instalaciones deportivas del Club Santuario eran únicas en aquel momento. Y al instituto que se creó vino un profesorado con muchas ganas de renovar. Yo estuve muchos años en el Consejo Escolar. Al principio estuvimos en lo que luego fue el Ibad, pero no reunía condiciones, y después de mucho batallar conseguimos el que hoy es Galileo Galilei.

--¿Desde el principio estuvo en la Asociación de Vecinos?

--Nos organizamos desde el primer año, a raíz de problemas que hubo con el alumbrado. Y después nos organizamos por manzanas para el mantenimiento de las zonas verdes, para que no pasara como en el Figueroa, que acabaron echando cemento. Fui presidenta la primera vez hace 24 años, y conseguimos la guardería y la barrera verde de la autovía. Una noche nos encerramos en el Ayuntamiento, en tiempos del alcalde Alarcón, para conseguir la calefacción del colegio. El Santuario ha sido un barrio muy combativo, nunca nos han regalado nada.