Belén Fernández es una de esas mujeres que se multiplican para atender mil y una tareas distintas. Licenciada en Ciencias Políticas y Sociología, maestra de Educación Primaria e Infantil, ocupó durante años la presidencia de la asociación de directores de esta etapa sin dar de lado su activismo vecinal y su lucha por la mujer y la igualdad, lo que le ha valido este año el reconocimiento a Toda una Vida de la Junta de Andalucía. Jubilada recientemente en su labor docente, por encima de todo, tiene alma de maestra.

-Usted ha sido maestra de Infantil, una etapa fundamental para el desarrollo de un niño...

-Esa primera etapa es clave porque el maestro abre al niño a la vida, en la escuela se empieza a socializar en un entorno distinto al de la familia. Los colegios de hoy cuentan con muchas tecnologías, pero el objetivo de un maestro siempre va a ser motivar al niño o la niña para adentrarlos en un mundo de curiosidad y aprendizaje. Ha habido maestros sin recursos tecnológicos que solo con su persona han conseguido eso. Yo recuerdo a un profesor de Filosofía que me enseñó a pensar, a hacerme preguntas. Nos hacía sacar la esencia a cualquier texto que leíamos. Eso me parece fundamental. Hay que enseñarlos a pensar. Si le dices a un niño cierra los ojos y dime qué ves, al principio dicen nada, nada. Pero si les invitas a imaginar es como si les dieras un papel en blanco con un punto para que a partir de ahí inventen... No puedes imaginar la creatividad que tienen.

-¿Cree que la sociedad actual valora en su justa medida el papel de los maestros?

-De un tiempo a esta parte se está viendo que hay que ponerla en valor. Antes se valoraba mucho, a veces demasiado porque lo que decía el maestro era.. y eso tampoco es. Pero, luego, el papel del maestro se ha ido valorando cada vez menos y hay que hacerlo desde todos los ángulos porque sin los maestros no avanzamos como sociedad. Tienen que hacerlo las instituciones, los medios de comunicación, que deben dar a conocer las importantes actuaciones de los centros y las familias, que cada día dejan a sus seres más queridos en los centros educativos y tienen que interesarse y confiar, ver qué se hace, los planes de centro, las metodologías. Los padres tienen que estar informados y participar. La educación es un proceso compartido. La escuela no solo es enseñar e instruir, también educar. Pero en casa hay que enseñar el respeto al maestro, inculcarlo a los hijos. Este año los premios a los mejores maestros han sido para Maggie McDonnell, por un trabajo sobre esquimales en el que prima el contacto de la maestra con el alumnado. Uno de los finalistas ha sido David Calle, un madrileño que tiene un canal en Youtube donde cuelga tutoriales de enseñanza. En ese momento estamos. Por un lado, el avance tecnológico y, por otro, la figura del maestro, que sigue siendo imprescindible. Quien piense que las tecnologías pueden sustituir al maestro se equivoca, porque las personas necesitamos el trato directo, lo otro es solo una ayuda.

-¿Cree que se espera demasiado de los colegios y se hace poco en casa?

-No se puede generalizar. Antes las familias dejaban en manos de la escuela todo, pero eso está cambiando. Lo normal es que los padres vayan al colegio a interesarse por los tutores, por lo que se enseña, que vayan a las reuniones... Los padres tienen que ayudar en la educación de los niños. No puede ser solo el colegio.

<b>-¿Es partidaria de los deberes?</b>

-Yo creo que los niños deben trabajar en casa, pero no suplir lo que se hace en la escuela, tienen que aprender desde muy pequeños que el aprendizaje supone un esfuerzo y que habrá quien necesite más y quien necesite menos. Yo soy partidaria de que dediquen un tiempo a crearles hábito de estudio, de concentración, leyendo un cuento, escribiendo una redacción o ayudando a los padres en sus tareas, todo eso también constituye un aprendizaje. No tiene sentido que pongas a un niño toda la tarde a hacer las tareas, hay que poner límites. Tienes una hora y, si no lo haces, se acabó el tiempo. Habrá que usar otras motivaciones, pero dejarlo solo haciendo tareas durante horas no tiene sentido y no sirve de nada. Tampoco sirven las tareas repetitivas. Los padres pueden ayudar a investigar. Se ponen muchos trabajos para eso. Al final, se trata de que los padres pasen un rato con ellos.

-En los colegios hay más mujeres que hombres, pero en menor proporción que en los equipos directivos. Usted ha sido directora durante años. ¿A qué se debe?

-Esta profesión ha sido tradicionalmente de mujeres y ahora estamos empezando a estar en puestos de dirección. Quizás los hombres hayan sido más competitivos o han tenido más tiempo porque las mujeres nos hemos dedicado más a los hijos. Pese a todo, mi generación nunca renunció a la carrera profesional por los hijos, lo hemos compaginado. En la enseñanza, hombres y mujeres pueden optar a los puestos de dirección, pero hay gente que no quiere esos cargos porque cualquier puesto directivo te quita mucho tiempo aunque tengas la misma responsabilidad que un maestro.

-¿En qué momento entró la violencia en las aulas?

-Yo he estado siempre en Primaria y en esa etapa no se dan tantos casos, se dan faltas de respeto. La relación entre los profesores no es la misma que antes porque la sociedad y el alumnado ha cambiado. El niño de hoy tiene muchos estímulos e información, todos tienen móviles, internet, tienen de todo. El maestro, siendo un educador y teniendo que transmitir conocimientos, debe motivar al alumno de forma diferente. Ahora muchos se aburren, abandonan, tenemos fracaso escolar, abandono temprano en Secundaria... Para que esto no se dé tenemos que buscar una relación más directa. Si tú conoces muy bien a tus alumnos y ellos sienten que te interesan, que los conoces, esos niños te van a respetar porque vas a saber sus intereses y vas a enfocar su educación de forma individualizada dentro de lo posible. Todos no somos iguales. Las aulas son reflejo de una sociedad multicultural. Se dan casos de violencia, pero hay muchos referentes infantiles y adolescentes en internet, en la tele, donde no hay valores. El otro día vi un vídeo en la tele de una artista con un bate de béisbol rompiéndolo todo. Una cantante que es modelo para los críos... Ves las series, los videojuegos, donde no se respeta casi nada. Ellos no distinguen y esos comportamientos los pueden llevar a la vida real. La relación de padres e hijos también ha cambiado, pero el padre y la madre no son amigos de sus hijos. Y el maestro tampoco puede serlo, aunque la autoridad y el respeto haya que ganársela.

-¿El modelo de clase magistral tiene los días contados?

-La clase magistral ya no sirve. Para eso ya está Youtube y los tutoriales. Hay que crear en las aulas un clima de convivencia y ayuda y hay modelos como las comunidades de aprendizaje en las que los alumnos se ayudan unos a otros. Los niños tienen que sentirse queridos, que son importantes, para estar motivados. A todos nos gusta que nos hablen mirándonos a los ojos. Estamos aprendiendo y cuesta introducir cambios porque a veces tienes miedo a que no den resultado. La Junta está muy implicada en la formación desde los centros de profesores. Las familias tienen que informarse también porque a veces se valora que acabes el libro de texto por encima de otros elementos. Los cambios de metodología deben hacerse en buena sintonía entre los centros y las familias.

-¿Por qué Andalucía sigue a la cola en los informes Pisa?

-No estamos mal, todo depende de lo que se mida. No puedes comparar distintos países y realidades. Antes de la Transición, la educación en Andalucía era solo para unos pocos. Cuando empieza la enseñanza obligatoria había una tasa de analfabetísimo altísima. Han pasado muchos años, pero el informe Pisa valora solo conocimientos. Si se midiera la inclusión, Andalucía estaría en el número uno. Hay que ver que esos resultados, a la vista está Japón, no son buenos para la convivencia, se crean muchas expectativas en los alumnos pero no los hacen felices, los ponen a competir. Cuando se evalúen no solo los resultados sino las relaciones y las políticas educativas de inclusión subiremos puestos.

-¿Quiere decir que en Andalucía sabemos menos, pero somos más felices?

-De lo que se trata es de educar a personas que estén satisfechas porque eso nos dará comunidades más felices y mejor preparadas. Cuando en Infantil se dice que los niños solo van a jugar... pues claro que sí. No les vas a dar un lápiz el primer día, primero tienen que aprender a abrocharse los zapatos. El mayor problema del mundo no es saber más o menos, sino tener ciertos valores como la convivencia, el respeto o saber valorar al de enfrente.