El cordobés Antonio Rojano descubrió la importante labor de difusión de talentos artísticos que realiza la Fundación Gala cuando un día vio una entrevista televisiva al impulsor de esta institución, el reconocido escritor Antonio Gala. Fue el empujón que necesitaba este joven, de 33 años, que desde niño había sentido fascinación por escribir ficciones ("más atractivas que la vida real"), para decidirse a enviar a la Fundación Gala algunos textos que tenía escritos, entre los que había un par de obras teatrales. Esos trabajos le valieron la puerta de entrada para ser alumno de la segunda promoción de esta institución. Y desde entonces, este escritor incesante, que había estudiado Periodismo en Sevilla, decidió encauzar su trayectoria profesional hacia el mundo escénico, que tanto le debe a Francisco Nieva o a autores cordobeses como Gala, Miguel Romero Esteo o Antonio Alamo. Antonio Rojano terminó con éxito hace dos semanas la representación en las Naves del Matadero de Madrid de la obra DioS K , en la que narra la historia y caída de Strauss-Khan, el exdirector del Fondo Monetario Internacional (FMI). Rojano ha sido autor de más diez obras teatrales y trabaja ya en su próximo proyecto, Windsor , texto que estrenará en junio en Madrid, que narra el incendio del mítico rascacielos y los secretos que rodearon el suceso. Este dramaturgo cordobés ha recibido diferentes premios, entre ellos el Nacional de Teatro Calderón de la Barca 2005, que le otorgó el Ministerio de Cultura cuando tenía sólo 23 años; el premio Miguel Romero Esteo o el Marqués de Bradomín. Y este año es candidato a los premios Max de Teatro en la categoría de Mejor Autoría.

--¿Cómo recuerda su paso por la Fundación Gala?

--Aquella experiencia, sumada al aprendizaje de compartir un año con creadores de diversas disciplinas, fue un golpe de confianza en mi trabajo.

--Es autor de más de diez obras teatrales. ¿Qué temáticas han abordado las mismas?

--Es complicado aunar en un solo tema todas las obras, pero sí que hay rasgos comunes. En mi teatro hay mucho de juego, de perversión de los géneros, de alterar la realidad con el lenguaje. Las primeras obras eran un homenaje al teatro norteamericano. Pero después la acción se ha trasladado a lugares más próximos, a cuestiones como la memoria personal o la historia de España. El denominador común que encuentro es el conflicto de la verdad. Los personajes de mis obras tratan de revelar alguna certeza del pasado, descubriendo que ese deseo de luz, en muchos casos, es un acto imposible. Pienso que en La ciudad oscura , obra estrenada el año pasado en el Centro Dramático Nacional y en la que juego con las reglas del género negro, que me apasiona, se anudan muchas de mis inquietudes y de mis deseos como autor. Es la obra más representativa entre mis últimos trabajos y un faro para lo que quiero escribir en el futuro.

--En Fair Play se atrevió con el mundo del fútbol y la obra se exportó hasta Argentina.

--La labor del teatro es ocuparse de la vida y hay algo en el fútbol, más allá del aparato mediático y del ruido que genera, que habla de dinámicas como el éxito y el fracaso, tan propias de la sociedad actual. Decía Albert Camus que todo lo que aprendió de la vida lo aprendió del fútbol. Y yo estoy en parte de acuerdo con esa afirmación. Hablar de futbolistas, para mí, es tan jugoso como hablar de vendedores de fincas o de la monarquía danesa. Todo depende del tratamiento y del enfoque con el que se lleve el tema al escenario. Fair play se estrenó en el 2011 en Madrid y funcionó muy bien con el público, ya que narraba un mundo cercano. En el 2014, con motivo del pasado Mundial de Brasil, se estrenó en Argentina y el texto también ha sido traducido al italiano. El lenguaje del teatro y del fútbol es universal.

--¿Se considera aficionado al deporte rey?

--Es una pasión desde niño. Recuerdo ver partidos con mi padre y mi hermano desde muy pequeño. Me siento un futbolista frustrado que tuvo que dejar de jugar tras romperse el ligamento con 17 años. Quizás, por eso, luego me hice autor teatral. Soy madridista y, cuando vivía en Córdoba, también fui socio del Córdoba CF. Ojalá que pronto el equipo vuelva a Primera.

--El deporte fue también la clave de su obra Ascensión y caída de Mónica Seles , en la que hacía un paralelismo con la crisis.

--En esa pieza utilicé el mundo del tenis y la carrera de Mónica Seles como metáfora de la temible crisis que nos está golpeando. La puñalada que sufrió esta tenista y su decadencia tenían, de algún modo, un fiel paralelismo con las dificultades que muchos jóvenes hemos encontrado en este tiempo lleno de incertidumbres. La función estuvo programada durante más de 5 meses en espacios del llamado teatro off (alternativo) de la capital.

--¿Qué ha sentido siendo candidato de los premios Max?

--Ser candidato a la Mejor Autoría en la próxima edición de los Premios Max ha sido todo un logro, aunque quedaba la difícil criba de estar entre los tres finalistas, algo que no he conseguido. Era casi imposible para una función tan humilde como la nuestra. Dicho esto, que el comité de selección haya valorado el texto y la respuesta de la gente a la obra, es emocionante y un impulso a mi escritura.

--Su última obra, sobre la historia y caída de Strauss-Khan, se ha representado hasta hace dos semanas en las Naves del Matadero de Madrid, con producción del Teatro Español.

--La respuesta de la crítica a DioS K ha sido muy positiva y también controvertida. Tratar la figura de un personaje real como Dominique Strauss-Kahn, aunque sea desde la ficción, da para mucho y hablar de una actualidad tan descarnada, sin tapujos y con un lenguaje crudo, suele desconcertar al público. Nos hemos adentrado en el delirio de un hombre poderoso, transformando el juicio público y mediático en un juicio teatral.