El jurado popular encargado de juzgar a José Bretón, acusado del asesinato de sus hijos, entra hoy en el tercer día de deliberaciones sin haber alcanzado aún un veredicto sobre su culpabilidad o no. Sin embargo, la decisión "avanza" sin que las siete mujeres y dos hombres que lo componen hayan encontrado ninguna dificultad especial ni se hayan atascado en alguno de los más de 20 puntos que componen el objeto del veredicto, según fuentes consultadas por este periódico. Así, lejos de que pudiera ser achacable a que hubieran surgido grandes dudas, la explicación al ritmo pausado pero progresivo de su decisión se debe, según las mismas fuentes, a que el jurado está siendo "meticuloso", atando cada uno de sus pasos para cumplir con la obligatoriedad de que el veredicto esté debidamente motivado y argumentado.

Durante el desarrollo del juicio, que se ha prolongado a lo largo de tres semanas con la comparecencia de más de 140 testigos y peritos, la atención prestada por el jurado no ha pasado desapercibida para nadie. Todas las partes lo destacaron en sus informes finales, incluso la abogada de la acusación particular, María del Reposo Carrero, aseguró el martes, una vez que se le había entregado el objeto del veredicto, que la actitud del jurado le había dejado "alucinada" por su "seriedad, saber estar y por estar siempre tomando notas". Es más, señaló que instantes antes de retirarse a deliberar el jurado se mostró "sereno y consciente de la tarea que tiene por delante". Precisamente, esta responsabilidad traducida en una deliberación concienzuda y marcada por la meticulosidad sería lo que está condicionando el devenir de su labor, según otras fuentes consultadas. Estas mismas también destacaron el nivel medio-alto de preparación y estudios de los componentes del jurado, lo que también estaría influyendo en que estén meditando cada una de las cuestiones planteadas antes de pronunciarse.

Nada ha trascendido del contenido del objeto del veredicto --el propio magistrado habría advertido a las partes de que se investigaría hasta las últimas consecuencias si se produjeran filtraciones--, pero en nada se separa de "lo que se ha estado discutiendo" durante el juicio, según apuntó Carrero. Es decir, si Bretón mató y quemó a sus hijos en la hoguera que hizo el 8 de octubre del 2011, día en el que denunció la desaparición de los pequeños. Pero además de esta cuestión trascendental, otros hechos justiciables que, en lógica, habrán tenido traslado al objeto del veredicto son si el anuncio de separación de su mujer desató su "propósito criminal", si hizo acopio de gasoil, si suministró a sus hijos tranquilizantes para adormecerlos, si colocó sus cuerpos en una hoguera que convirtió en "un horno crematorio" y si, una vez calcinados, simuló su perdida en el Parque Cruz Conde.