M. V. es una joven de 30 años hija de cordobeses emigrantes pero se siente catalana cien por cien. Accede a hablar conmigo y a que publique su foto, pero a última hora se arrepiente y me dice que no. Su postura es la de otros jóvenes catalanes. «Yo no sé lo que votaría, pero creo que el Gobierno español no puede prohibir que se haga un referéndum», afirma convencida, «el pueblo debe decidir lo que quiere y como no nos dejan votar, la gente está muy quemada porque no puede expresar su opinión». El argumento de que el referéndum es ilegal y va contra la Constitución no le convence. «Yo antes no era independentista, me daba igual, pero ahora estoy como otros amigos catalanes, esto de que nos impongan una cosa me parece mal y, en un momento dado, no te digo que no votaría que sí». Respecto a sus padres, dice que cree que están asustados porque no saben qué va a pasar. «Ellos vivieron en el franquismo y saben lo que es la represión», explica. En su opinión, el próximo 1 de octubre «no van a dejarnos votar», pero si se puede, ella irá a depositar su voto. «Yo creo que si hubiera un referéndum en condiciones ganaría el sí», afirma, «o por zonas, según haya más o menos inmigrantes, no sé». En cuanto a los argumentos políticos para votar sí a la independencia, coincide con la idea tan escuchada en boca de los dirigentes catalanes que señalan que «Cataluña paga al Estado español demasiado dinero» y que, «por nuestra cuenta, nos iría mejor».