Lucía Rodríguez, una veterinaria cordobesa de 43 años de edad y 16 de trayectoria, fue afectada el pasado año por un ERE de una empresa pública que pertenecía a la Junta de Extremadura y que afectó «a más de 600 personas».

La veterinaria comenta que llevaba trabajando en dicha empresa cerca de 10 años y define esta etapa como «una de las más duras de mi vida», ya que «tenía que volver a empezar, sin que ello afectase a mi estabilidad familiar, con niñas pequeñas de las que no me podía separar. Me quedé rota, porque sentía que ese ERE había acabado con mi carrera profesional, justo en la edad más productiva y más complicada para encontrar un trabajo». Sin embargo, «en el momento de emprender mi edad no fue un problema», asegura la Lucía Rodríguez. Y es que, según apunta la Asociación Profesional de Trabajadores Autónomos de Andalucía (ATA), el perfil más activo de autónomos en Córdoba oscila entre los 40 y 54 años.

Lucía Rodríguez asegura haber cumplido su «sueño» al abrir su propia clínica de veterinaria, ubicada en la calle Pintor Palomino, que cuenta con una tienda especializada en todo tipo de animales -de compañía y pequeñas mascotas- y un servicio de peluquería para los animales, además del servicio de clínica.

Lucía Rodríguez define su experiencia de emprendedora como «un antes y un después» en su carrera profesional y en su vida, «siempre había querido emprender pero, por un cómputo de circunstancias y de factores económicos, no me decidí a hacerlo», no obstante, «he tenido mucha suerte de que los factores económicos no hayan resultado ser un problema para abrir la clínica».

La veterinaria agradece el apoyo moral y económico de Cruz Roja y la entidad Cifbata, que le posibilitaron la obtención de un microcrédito para abrir su negocio, ajustándose a un plan de estudio de mercado específico elaborado previamente por la entidad humanitaria. «El emprendimiento es una parcela completamente desconocida», pero «los profesionales me han facilitado el camino», dice.