El descenso paulatino de accidentes laborales, por las mayores medidas de protección, y el menor número de accidentes de tráfico y gravedad de los mismos, gracias a que los vehículos son más seguros y a que las redes viales también han mejorado mucho, se ha visto reflejado en la consiguiente reducción de la cifra de pacientes que necesitan ser operados por traumatismos vertebrales. El responsable de la Unidad de Cirugía de la Columna Vertebral del hospital Reina Sofía, Ildefonso González Barrios, señala que anualmente este complejo sanitario atiende a unas 20 o 25 personas que necesitan ser intervenidas quirúrgicamente por fracturas vertebrales, destacando que los tratamientos actuales consiguen reducir y estabilizar la columna vertebral de una manera segura para evitar complicaciones medulares en muchos casos. Sin embargo, "algunos de estos traumatismos vienen acompañados de lesiones medulares que generalmente no podrán ser restauradas hasta que la ciencia, a través de las células madre u otras opciones que se estudian a nivel mundial, pueda desarrollar métodos de recuperación del tejido nervioso", apunta este experto. Entre esos 20 o 25 pacientes predominan generalmente los jóvenes, que sufren un accidente de tráfico, laboral, deportivo o una caída en altura.

PERSONAS MAYORES Ildefonso González expone que un tipo especial de fracturas es la que sufren las personas con osteoporosis de avanzada edad debido a caídas. "Se trata de un problema de difícil solución, que en muchos casos se beneficia de técnicas escasamente invasivas como son la vertebroplastia y la cifoplastia, consistentes en la introducción de un cemento acrílico a través de un trócar (aguja de mucho calibre) y bajo control radiológico".

Por otro lado, el mejor conocimiento de la evolución natural de las deformidades vertebrales, capítulo de más trascendencia en la unidad, unido al fuerte desarrollo de los instrumentos quirúrgicos o implantes para su corrección permiten en la actualidad controlar mucho mejor el equilibrio y la forma deseable para el cuerpo, abandonándose en la mayoría de los casos el uso de corsés durante periodos largos de tiempo. Estos métodos permiten evitar complicaciones graves que afectarían a la médula espinal o al sistema cardiorrespiratorio y se aplican, sobre todo, en pacientes en crecimiento y en los que tienen de 40 a 60 años, en los que también es frecuente la deformidad vertebral, pero por causas distintas al primer grupo. Entre las deformidades más frecuentes están la escoliosis (anormalidad en la columna) y cifosis (deformaciones en otro plano).

González precisa que otro grupo de patologías muy frecuente son las degenerativas, que están creciendo por la mayor esperanza de vida y por otros trastornos de tipo laboral o inflamatorio. En este grupo, la hernia discal a nivel cervical o lumbar es quizás el problema más frecuente, "aunque no más de un 10% llega a necesitar tratamiento quirúrgico, siendo la microcirugía la técnica con más respaldo científico y de resultados. El perfil del paciente que la requiere es principalmente un hombre, de 35 a 55 años, que ejerce una actividad física o pesada, que no responde a los fármacos ni a la medicina física, sufriendo un dolor alto, o aquél al que la hernia le complica la función de algún nervio provocándole parálisis o pérdida de la movilidad. En el terreno de las patologías degenerativas las dos líneas quirúrgicas más extendidas son la artrodesis (fusión de dos o más vértebras) para estabilizar y aumentar la tolerancia al peso y la artroplastia (sustitución de los discos intervertebrales por prótesis que no limitan la movilidad), de la que aún no existe experiencia sobrada.