El Plan Estratégico del Mercado Mayorista de Frutas y Verduras 2012-2015 recoge la idoneidad de implantar de manera gradual lo que llama un urbanismo comercial, donde todos los barrios con población suficiente cuenten con un centro comercial abierto cuyo epicentro sea un mercado-ágora complementado con un comercio de alimentación perecedera que permita la compra de cercanía y la adquisión de productos frescos. Si el tamaño del barrio no aconseja la viabilidad de un centro comercial abierto y un mercado, se opta por promover la concentración del comercio en calles próximas, un minimercado que cuente con todas las especialidades de productos frescos y un establecimiento de alimentación envasada.

El plan llama la atención sobre la ausencia de ese concepto de urbanismo comercial en la planificación de la ciudad y lamenta que la dimensión y configuración de los locales han propiciado el establecimiento de supermercados de gran tamaño. Igualmente hace hincapié en el "alto nivel de precios" de los locales, tanto en venta como en alquiler, debido "a la especulación urbanística". Eso ha conllevado, según el mismo documento, la ausencia de una oferta comercial atractiva y la exclusión de establecimientos alimenticios del pequeño y mediano comercio, con especial dificultad para los especialistas de productos perecederos.

El plan insiste en el papel de "locomotoras comerciales" que ejercen los mercados municipales o privados.