María Jesús Santofimia Navarro (Córdoba, 1977), una destacada estudiosa del acero (el material metálico que más se produce en el mundo), estudió en la primera promoción de Física que hubo en la Universidad de Córdoba (UCO). Santofimia es doctora en Física de Materiales y desde hace un año es catedrática de Metalurgia Física en la Universidad Tecnológica de Delft, en Holanda. Esta universidad ocupa el puesto número 20 mundial en el ránking de universidades tecnológicas y de ingeniería y es la mejor de Holanda en este campo. Santofimia se vinculó a esta institución en un primer momento en el 2006, para regresar de nuevo en el 2009, tras un paréntesis en España después de recibir una beca Ramón y Cajal. A lo largo de su trayectoria esta catedrática ha conseguido importantes becas que le han permitido progresar a nivel docente y también científico, gracias a las diversas investigaciones de las que forma parte, sobre cómo formar microestructuras del acero para conseguir precisas combinaciones de las propiedades de este material. Propiedades como la resistencia, la dureza o ductilidad (capacidad para deformarse sin romper). Aunque la mayoría de sus investigaciones se circunscriben al ámbito básico, un número relevante también de sus estudios está teniendo una aplicación práctica, en virtud de la colaboración con distintas industrias. La beca más importante que ha obtenido hasta el momento es la ERC Starting Grant, dotada con 1,5 millones de euros, para un proyecto en el que esta científica es la líder.

-¿Qué recuerdos guarda de su etapa de estudiante de Física en la Universidad de Córdoba? ¿Había muchas mujeres realizando estos estudios en esa primera promoción de Física en la UCO?

-No recuerdo con exactitud cuántas mujeres estudiaban la carrera de Física en mi promoción. Tal vez un 30% de la clase, pero no estoy segura. La calidad de la enseñanza fue siempre excelente. Recuerdo a los profesores de Física de la UCO con mucho cariño y respeto. Al ser un grupo relativamente pequeño de alumnos (unos 80 en el primer curso), el trato con los profesores siempre fue muy cercano e hizo que todos aprendiéramos muchísimo.

-Tras licenciarse, realizó el doctorado en el Centro Nacional de Investigaciones Metalúrgicas (Cenim), un centro de investigación que pertenece al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).

-Sí. Como el Cenim no es un centro educativo, la tesis doctoral se debía asociar a una universidad y en este caso la más cercana era la Universidad Complutense.

-¿Por qué en un momento dado decidió cambiar España por Holanda?

-Tras hacer el doctorado en Madrid, comencé a trabajar en la Universidad de Delft (Holanda) como investigadora postdoctoral en el 2006. Durante este periodo viví un gran progreso en mi carrera gracias a, entre otras circunstancias, a una excelente atmósfera de trabajo y a los grandes científicos que tenía a mi alrededor. En el 2008 conseguí una beca Ramón y Cajal para volver a España y trabajé varios meses en un centro de investigación de Madrid llamado Imdea-Materiales. Este tipo de contratos te permiten trabajar cinco años en España, para después conseguir una posición fija en el mismo lugar. Aunque creé muy buenos lazos científicos en Madrid, decidí volver a Holanda, a pesar de que sabía que no podría volver a España fácilmente si quisiera hacerlo más adelante. Sin embargo, sentí que en Delft estaba en la cresta de la ola y no me quise bajar. Allí trabajé como postdoctoral de nuevo hasta el 2012, conseguí varias becas personales de prestigio y pasé a formar parte del personal científico fijo de esa universidad.

-¿Cuáles son las investigaciones que tiene en estos momentos en marcha?

-Estudio materiales metálicos y, en particular, aceros. El acero es una combinación de hierro, en un 90% en peso o más, y un poco de carbono, menos del 2% en peso. Tienen cabida también en el acero otros elementos como el manganeso o el silicio. Por ello, se dice que el acero es una aleación. El acero que se usa en un reactor nuclear no es el mismo que el que lleva el chasis de tu coche. Aunque todos se llaman acero, en realidad se pueden considerar como diferentes materiales. Cuando tomas uno de estos aceros y lo llevas al microscopio se ve que en realidad el material no es continuo, sino que parece formado por pequeños granos unidos unos con otros, formando algo parecido a lo que se ve en el granito de una encimera o en una losa de mármol. Eso que se ve es lo que se llama microestructura. Estos granos son en realidad cristales en los que los átomos siguen un cierto patrón. Pues bien, aspectos como la forma y el tamaño de esos granos, la naturaleza de la estructura que siguen los átomos y muchas más características deciden las propiedades de ese acero en particular. Las combinaciones son infinitas. En mi caso, estudio cómo formar las microestructuras que dan precisas combinaciones de propiedades como resistencia, dureza o ductilidad.

-¿Para sus investigaciones cuenta con la colaboración de industrias del sector del acero?

-Mis investigaciones son de naturaleza básica, aunque a menudo se sitúan en un contexto aplicado, en colaboración con importantes industrias como TATA Steel, ArcelorMittal, Tenaris o ThyssenKrupp.

-En España se producen más de 14 millones de toneladas de acero al año, ocupa el puesto 16 del mundo, lo que supone el producto interior bruto (PIB) de una comunidad como el País Vasco. ¿Hacia dónde se puede seguir avanzando en este sector para que siga creciendo e impulsando la economía y conseguir una mejor calidad del producto?

-El acero es un material que se utiliza y recicla constantemente. El acero es el material metálico que más se produce en el mundo con muchísima diferencia. Y lo es porque es el material metálico más versátil que existe. Al mismo tiempo, existe una fuerte competencia mundial en la producción del acero. En mi opinión, el futuro está en la innovación y en la aplicación relativamente rápida de los avances científicos que se van desarrollando. En el País Vasco, por ejemplo, lo saben y existen unos excelentes centros de investigación del acero.

-¿Cuáles son las principales utilidades del acero?

-No hay más que mirar alrededor para ver acero por todas partes. Las aplicaciones del acero son inmensas. Desde el chasis y la carrocería de automóviles a maquinaria, barcos, tuberías de transporte de combustible como gas, herramientas de todo tipo, rodamientos, estructuras de edificios, puentes, mobiliario, incluso obras artísticas.

-¿En qué otros materiales se está centrando en la actualidad la Metalurgia Física y cómo pueden revolucionar nuestras vidas?

-En la actualidad se está dando un gran impulso a la impresión en 3D de materiales metálicos. Mediante esta tecnología, se están realizando piezas con formas muy complejas con una gran velocidad y una calidad razonable. Podemos pensar, por ejemplo, en cualquier componente en maquinaria. Recientemente, también se están produciendo piezas de tamaño muy grande, como turbinas gigantes. Sin embargo, el proceso por el que se crean estos componentes es complejo y queda mucho por hacer en el control microestructural durante el procesado.

-¿El cambio climático también condiciona o va a condicionar el uso de la Metalurgia Física?

-Por supuesto. Muchas de las investigaciones en las que trabajo están encaminadas a la protección del medio ambiente. Por ejemplo, existe un gran esfuerzo en la industria automovilística por reducir el peso de los coches y así disminuir el consumo de combustible. Esto se está realizando mediante el uso de aceros con mejores propiedades, de modo que se usan en menos cantidad, con formas mucho más delgadas, sin que eso suponga una pérdida en la seguridad de los pasajeros. Parte de mis investigaciones se centran en crear esos aceros. Por otro lado, aunque el acero es el material más reciclado del mundo, su producción produce emisiones con efecto invernadero. Por eso, también investigamos maneras de procesar el acero en las que se consuma mucha menos energía.

-¿En la Universidad de Delft compagina la actividad docente con la investigación? ¿Cómo es su día a día?

-Efectivamente. Combino actividad docente e investigación. En materia de enseñanza, imparto clases de estructura y propiedades de materiales, de ciencia de metales y de ciencia del acero en el Máster de Ciencia en Ingeniería de Materiales. También doy clases a los estudiantes de ingeniería mecánica en proyectos relacionados con la selección de materiales. También superviso proyectos de fin de carrera. En investigación, soy líder de un grupo de varios estudiantes de doctorado e investigadores postdoctorales que estudian mediante experimentos de alta resolución y simulaciones por ordenador la formación de microestructuras en aceros de última generación. También analizamos cómo esas microestructuras controlan la respuesta mecánica y sus propiedades. Además de esto, también tengo mucho trabajo relacionado con la gestión y organización del departamento y de la facultad, así como en la preparación de propuestas de proyectos, a menudo con la colaboración de industrias.

-¿La investigación en Holanda cuenta con una importante financiación público-privada?

-Existe financiación público-privada, pero en investigación aún sigue siendo la Unión Europea la más importante fuente de financiación. Creo que es así también en España. Normalmente, esta financiación se obtiene a través de becas personales o a través de proyectos de investigación, en los que están involucrados consorcios, lo que incluye a empresas, centros de investigación y universidades. Por supuesto, lo más difícil es conseguir la aceptación de estos proyectos pues la competencia es fuerte y las propuestas de proyectos deben ser de excelente calidad.

-¿Cuántas publicaciones acumula y en cuántos proyectos de investigación ha participado desde que comenzó su trayectoria?

-En este momento, acumulo unas cincuenta publicaciones en revistas de prestigio en ciencia de materiales, más varias decenas de publicaciones en congresos. He trabajado en unos doce proyectos, aunque diferentes entre sí. Algunos proyectos son de elevada financiación, en los que soy la única beneficiaria, y en otros trabajo con un grupo de seis o siete industrias, centros de investigación y universidades. Por otro lado, no soy partidaria de evaluar a los investigadores por el número de publicaciones y de proyectos. Tiene mucha importancia la calidad científica de las publicaciones y el papel desempeñado en los proyectos. En la actualidad estoy escribiendo un libro junto con otro profesor del departamento en el que trabajo sobre control de microestructuras en metales. Una obra de consulta y de texto para estudiantes de ingeniería sobre ciencia de los materiales metálicos.

-¿Ha recibido alguna distinción a lo largo de su carrera?

-Más que premios he sido merecedora de becas personales de gran prestigio. La más importante de las que he conseguido es la ERC Starting Grant, una beca personal de 1,5 millones de euros. en un proyecto de cinco años en el que soy la líder. Requiere la preparación de una propuesta de proyecto de alta calidad científica que es revisado por un panel de catedráticos, más varios expertos mundiales en el tema. Una vez pasada esa selección, tienes que defender el proyecto en Bruselas frente a un comité.

-En los informes PISA (de evaluación internacional de los estudiantes), España no suele ocupar un lugar muy destacado. ¿Cree que existe poca preocupación por las ciencias en España?

-Entiendo la importancia de comparar el rendimiento académico de estudiantes de diferentes países del mundo para mejorar programas educativos. Dicho esto, análisis como el PISA deben también ser entendidos dentro del contexto educativo de cada zona. No creo que haya menos preocupación por las ciencias en España que en otros países cercanos. De hecho, creo que los profesores de educación primaria y secundaria españoles son de los mejores de Europa. Sin embargo, estimo que se debe poner bastante más atención a la divulgación científica y al rigor no solo en los colegios sino en el día a día, como en la televisión o en la prensa.

-¿Cómo valora que menos del 20% de las cátedras en España estén dirigidas por mujeres?

-Es un dato negativo, ciertamente. Muestra las dificultades adicionales que tienen muchas mujeres cuando llega el momento de progresar desde posiciones iniciales de investigación a más avanzadas, como cátedras. Sin embargo, el llamado «techo de cristal», no es un problema solo español. Se repite en la mayoría de países europeos, si no en todos.

-¿Se plantea volver pronto a Andalucía o a España?

-No me lo planteo en este momento.

-¿Regresa con frecuencia a Córdoba? ¿Ha establecido lazos familiares además de profesionales en Holanda?

-Vengo a Córdoba una o dos veces al año, aunque de vez en cuando visito otros lugares de España para veranear con parte de mi familia que es originaria de Belmez. Estoy casada, tengo dos hijos, de uno y cuatro años, y un trabajo fantástico.