Durante los días 22 y 23 de marzo han tenido lugar en Córdoba, en el Centro Cultural San Hipólito, las VI Jornadas de Bioética, de las cuales -que sepamos- no ha aparecido ninguna referencia en la prensa. El tema de este año ha sido el de 'Etica y Medio ambiente'. Las jornadas se abrieron con una conferencia del doctor Diego Gracia, discípulo de Laín Entralgo. Puede ser significativo que las jornadas han suscitado poco entusiasmo en la ciudadanía a juzgar por la asistencia. Pero esta es otra cuestión.

En el lenguaje de las ciencias se va introduciendo el concepto de ecoética, como la reflexión que parte de las ciencias ambientales y asume las consecuencias éticas del modelo de desarrollo económico, político y social en el planeta Tierra. Parece que la humanidad prefiere utilizar la estrategia del avestruz: esconder la cabeza bajo tierra para no ver lo que pasa. "Ojos que no ven, corazón que no siente". Desde el campo de las ciencias de la naturaleza no son pocos los expertos que desde hace 40 años están llamando la atención sobre "los límites del crecimiento". El modelo desarrollista imperante se está haciendo insostenible para la resistencia del planeta.

El último esfuerzo (fallido) por atajar políticamente las consecuencias del cambio climático ha tenido lugar hace muy poco. A mediados de diciembre del 2011 tuvo lugar en Durban (Sudáfrica) la Cumbre del Cambio Climático. Pretendía evaluar lo que se había cumplido del protocolo de Kioto de 1997 e impulsar nuevas medidas para salvar el planeta envejecido hasta la agonía por el deterioro ambiental. Al finalizar las sesiones, la impresión de las organizaciones de defensa del medio ambiente ha sido pesimista. Para Greenpeace, el inconveniente principal de estas cumbres del clima no son las reuniones en sí, sino "los intereses ocultos que hay detrás".

Pero, ¿se puede encontrar algo positivo en los escasos acuerdos de Durban? Se pueden resumir en tres puntos las decisiones más importantes a las que han llegado la mayoría de los países presentes en la COP17 en Durban: 1) La prolongación del Protocolo de Kioto de 1997: el único instrumento internacional legalmente vinculante para reducir las emisiones de CO2 ha logrado ampliarse a un segundo periodo de compromisos. El Protocolo de Kioto caduca el 31 de diciembre del 2012, y gracias a esta prórroga el 1 de enero de 2013 se iniciará el segundo periodo. Se evita así el vacío legal internacional tan temido por las ONG. Lo que todavía está en el aire es cuándo finalizará ese segundo plazo de Kioto, si en el 2017 o en el 2020. Pero si el Protocolo de Kioto no se ha cumplido, no parece que se cumpla ahora.

2) La aprobación de una nueva hoja de ruta para un acuerdo global: la propuesta partió de la Unión Europea e implica a todos los grandes emisores (tanto países desarrollados como emergentes). Por primera vez, se trata de un pacto contra el cambio climático en el que estarían EE UU y China (responsables del 40% de las emisiones mundiales de gases contaminantes). Sin embargo, la hoja de ruta no se firmará hasta el 2015 y entrará en vigor en 2020. Desde nuestro punto de vista, en el texto final de Durban tampoco se recoge claramente el marco legal de este acuerdo. Además, el hecho de que esta hoja de ruta entre en vigor en el 2020 significa que perdemos toda esta década para aumentar los compromisos de reducción de emisiones.

3) El tercer acuerdo, el Fondo Verde para el Clima, es una bolsa de 100.000 millones de dólares anuales que, a partir de 2020, aportarán los países ricos para ayudar a los países en desarrollo a financiar acciones para atajar el impacto del cambio climático. Pero muy probablemente han dicho que "sí" con la boca pequeña, pero sin intención de aportar un céntimo.

Pero ¿sirven para algo las jornadas y las cumbres del clima? Para muchos de nosotros este tipo de foro es necesario ya que a diferencia de otros están representados los países más vulnerables. Desde nuestra asociación intentamos fomentar una nueva cultura, una nueva ética (la ecoética) que respete la integridad del planeta.