Los dos acusados de asesinar en marzo del año pasado a la mujer con la que compartían casa en El Cerro negaron ayer que participaran en los hechos y defendieron su inocencia en la primera sesión del juicio con jurado popular que se celebra en la Audiencia Provincial. El fiscal, sin embargo, sostiene que le dieron 16 golpes en la cabeza y le partieron el cráneo a la víctima, con la que tenían deudas y desavenencias, por lo que pide 25 años de cárcel para el procesado, que ya había sido condenado anteriormente por homicidio, y otros 20 para la acusada.

Durante el juicio, la inculpada, drogadicta al igual que el procesado, sostuvo que la casa de la víctima era un "fumadero y entraba mucha gente porque la puerta estaba siempre abierta" y, aunque admitió que vivió en ella unos meses antes de los hechos, aseguró que no regresó a la vivienda hasta después del día en el que falleció la mujer porque el acusado la invitó "a fumar". Al llegar a la casa vio sangre, pero él le explicó que había habido una pelea. Así, durante tres días durmió en el comedor y, aunque en una ocasión él le dijo: "Quieres ver un muerto", pensó que era para asustarla. Ni entró en la habitación de la víctima ni nada le hizo sospechar, a pesar de que otro día el acusado le dio un edredón también manchado de sangre. Ante lo extraño de su actitud esos días y su declaración ayer muchas veces incoherente reiteró varias veces ante el jurado que "oigo voces, hablo por telepatía y llevo mucho tiempo en tratamiento psiquiátrico".

La acusada relató, además, que tenía miedo del hombre, con el que había mantenido una relación y al que había denunciado por malos tratos, por lo que tenía una orden de alejamiento. "Yo he podido ser otra víctima suya porque antes me podía haber matado a mí", aseguró señalándolo como posible culpable. "Yo soy inocente", añadió.

El acusado, en cambio, dijo que desde una semana antes de los hechos ambos vivían con la víctima y que el último día que vio a esta fue seis antes de la muerte. Los dos acusados dormían en el salón porque la procesada le decía que olía mal en el dormitorio y sostuvo que era "incierto" que él le dijera que si quería ver un muerto. Es más, aseguró que para la víctima solo tenía agradecimiento y que, sin embargo, la relación de la dueña de la casa y de la acusada "no era buena", hasta el punto de que esta "le quiso pegar". Además, declaró ante el jurado que es "imposible" que matara a la mujer porque no la veía desde hacía días, porque no durmió la noche del crimen en la casa y porque "nunca" entró en el dormitorio en el que murió la víctima.

Las defensas mantuvieron en la exposición inicial que solo hay "hipótesis" contra los acusados y, en el caso de la mujer, que es una "víctima de las circunstancias". Las acusaciones, en cambio, señalaron su culpabilidad y advirtieron de las "contradicciones" de los acusados.