El griterío se escuchaba desde el puente de El Arenal y, según apuntó más tarde el público, el espectáculo no había sido para menos. El Circus Maximus fue una de las actividades que vencieron ayer el mal tiempo y celebró su primera sesión pese al fuerte viento y los charcos que la lluvia de la mañana había dejado en el suelo. Los asistentes permanecían entregados y Rodrigo Payá, que realiza el papel de narrador en las funciones, afirmó que "los cordobeses están respondiendo muy bien" e incluso el viernes pasado, cuando fueron sorprendidos por el agua, permanecieron en sus asientos protegiéndose con los paraguas.

Payá explicó que el público se implica en el espectáculo, anima a sus gladiadores y abuchea a los contrarios, y vive con emoción otras propuestas como las pruebas de habilidad y las carreras de cuádrigas. David Romero acudió a este evento junto a su mujer, su hijo y dos sobrinas, y señaló que les había sorprendido "muy gratamente", a lo que añadió que también había sido "muy bonito y lúdico". Junto a él, los pequeños puntualizaban: "la guerra", "los carros" y "la foto con el gladiador" fue lo más divertido, y la expresión de sus caras así lo confirmaba.

Además de esta actividad, las familias también encontraron iniciativas dirigidas a los niños como el paseo en burro o una cama elástica. Entre los mayores se observaban cordobeses y turistas, que paseaban entre los puestos sorprendidos, de vez en cuando, por los pasacalles que amenizaron la jornada con su música o con otras alusiones a la cultura romana. En los puestos, alimentos, bisutería, cosmética y artículos elaborados con arcilla, además de otros, esperaban a unos compradores que, según los trabajadores consultados, no acababan de llegar como les gustaría.

De este modo, Paula Veretoni y Pablo Masip han llegado desde Alicante y ofrecen pulseras y collares en los que graban el nombre de la persona en un grano de arroz. Paula señaló que "hay gente paseando, pero no están comprando nada". Por su parte, Pablo confirmó esta impresión y apuntó que "esperamos que se anime, porque son 1.000 kilómetros de viaje entre ir y volver". Un poco más adelante, en las proximidades de la Torre de la Calahorra, Bartolo Arcas (de Ibros, Jaén) coincidió con este balance y apuntó que "hay poco ambiente, será por el mal tiempo, porque ayer llovió mucho". Desde un estand en el que vende tés y especias, Bartolo recordó que ha participado en este evento en años anteriores (cuando era instalado en la plaza de La Corredera) y en aquellas ediciones la afluencia fue más destacada, por lo que aún confía en que el tiempo acompañe al mercado y puedan mejorar los resultados.