Cada verano la Costa del Sol se convierte en un cúmulo de experiencias únicas e irrepetibles para muchas familias. Cuando más aprieta el calor en Córdoba, el éxodo hasta la costa malagueña es cada vez mayor, como viene ocurriendo desde primeros de julio. Su aire refrescante, el ambiente, los diversos lugares para visitar, el pescaíto frito y muchos atractivos más la convierten en el punto de llegada del turista cordobés que no aguanta el soporífero calor que hace allí.

El camino hasta la playa se ha hecho cada vez más corto. Desde que se construyó la autovía y, luego, la nueva autopista de peaje, el viaje se hace en un pispás. Mientras los niños hablan de sus cosas en los asientos de atrás, los padres comienzan a planificar los lugares a visitar para que todos queden contentos. El ritmo tranquilo de las conversaciones denota que ya están aquí las vacaciones. Los pequeños hablan del reencuentro con sus amigos, con los que ya hablan por whatsapp desde el año pasado. Las ganas de diversión comienzan a fluir en sus mentes. Los padres aconsejan mientras los jóvenes chatean. Esta es una de las situaciones más vividas.

La Costa del Sol ofrece al visitante tantas y tantas fórmulas para la diversión, el ocio, el relax y el entretenimiento que hay familias que pasan prácticamente todo el verano en Fuengirola, Benalmádena, Mijas, Torremolinos, Torre del Mar, Torrox, Estepona o Marbella. Este es el caso de Francisco Molinera, que ha conseguido evadirse del calor de su pueblo durante varias semanas para disfrutar con su mujer y sus dos niñas en la playa de Fuengirola. Comenta que "dejo el coche aparcado y me olvido de todo". Afirma que no coge el vehículo en todos esos días y aprovecha la playa al máximo. Refrescos y cervecitas no faltan, así como "los tomates criados en el huerto", que combinados con otros ingredientes de nuestra huerta sirven para mantener la dieta. Estos los comparte con familiares y vecinos que lo visitan algunos que otros fines de semana.

En cambio, otros suelen combinar a lo largo del verano sus idas y venidas descubriendo cada año nuevas ciudades y pueblos costasoleños, tanto costeros como de interior. Como Martín Borrego, con el que coincidimos en Málaga dando un tranquilo paseo entre la calle Larios y La Alameda con su mujer y su hija, ambas llamadas Isabel. Comentaba que "es un auténtico respiro disfrutar de este lugar, donde descubres otros lugares y vives sensaciones únicas".

Ambiente familiar

Rodolfo Serván, hijo del conocido corredor de seguros de Córdoba, lleva varios años visitando Fuengirola. Estaba en Los Boliches con su señora, Mariángeles, y sus niños, Jacobo y Rodo. Los pequeños se apresuraban a montarse en el tiovivo que todos los años se monta junto al hotel Confortel, un punto de encuentro para muchos cordobeses. Ella comentaba que "aquí se respira un ambiente muy familiar y cuenta con una magnífica infraestructura, el clima, así como la multitud de propuestas de ocio, gastronómicas y el ambiente cosmopolita".

En el citado hotel paraban Loli Tabares y Juan Pachón, que pasaron un fin de semana para evadirse del calor y al mismo tiempo visitar a su hijo mayor, que llevaba varios días de vacaciones con un grupo de amigos de su pueblo.

María, de Montalbán, también pasó un fin de semana en Fuengirola, donde disfrutó con amigas de su pueblo de una feliz estancia en los apartamentos del PYR. Su jovialidad, gracia y desparpajo hacían que muchos de los espectadores de la sesión de fotos gozaran de lo lindo. Una de ellas lanzó un mensaje a su tío Leoncio, que este año ha pospuesto las vacaciones para agosto "porque se casa mi primo", dijo. El Rancho Playa lo espera con los brazos abiertos.