Han pasado ya siete meses y nada se sabe de Fuensanta Roldán, la mujer de 74 años de edad que desapareció una madrugada del pasado enero tras abandonar su casa en la calle San Fernando en pijama y bata y dirigir sus pasos en dirección al río. Desde entonces, ni una pista sobre su paradero a pesar de las investigaciones de la Policía Nacional y las búsquedas realizadas en el Guadalquivir. Nada ha conseguido aportar luz al caso. Tanto que su hija, Victoria Castro, confesaba ayer que tiene ya "asumido" que muy posiblemente no vuelva a ver con vida a su madre.

La última vez que la familia vio a Fuensanta fue el miércoles 29 de enero. Al día siguiente, ya la echaron de menos. La mujer no acudió a desayunar a un hostal próximo a su domicilio, algo que hacía de forma habitual. Fue entonces cuando alertaron a su hija y esta comprobó que su madre no estaba en casa, que se encontraba cerrada y sin desorden alguno. De inmediato imaginaron que algo extraño había ocurrido. Fuensanta nunca salía sola si no era para tomar el café de la mañana y comprar el pan. Además, en la casa estaba su documentación, por lo que no dudaron en denunciar su desaparición a la Policía Nacional. Pero todavía les quedaba por conocer un dato aún más inquietante. Y es que las cámaras de vigilancia del hostal habían captado a la mujer en la calle, a las cuatro de la madrugada, en pijama, bata y zapatillas de estar en casa, y en dirección al río. Precisamente por eso, desde un primer momento, aun sin descartar otras líneas de investigación, la Policía centró la búsqueda en el Guadalquivir. Lo hizo en dos fases, la segunda muy exhaustiva y con medios especializados, pero el resultado fue negativo.

"Después de la última búsqueda, nos dijeron que solo quedaba esperar un golpe de suerte", recordaba ayer la hija. Y en esto está la familia, pero ya con pocas esperanzas, sabiendo que es "difícil" que vuelvan a verla con vida. Eso sí, "aunque tengamos ya esa idea muy asumida, nos gustaría encontrarla para tener la certeza, porque siempre te queda una duda que no te deja descansar. Lo peor es no saber qué ocurrió, la falta de respuestas a las muchas preguntas que nos hacemos". Y hasta ahora, siete meses después de su desaparición, la familia de Fuensanta Roldán continúa sin tenerlas.