Las zonas de flujo preferente, que así es como se denominan ahora las áreas inundables en periodos de retorno de cien años, están provocando un verdadero quebradero de cabeza a los arquitectos, que ven cómo proyectos que antes se aprobaban sin problema no salen adelante por encontrarse dentro de las mismas. Desde que se aprobó hace un par de años el reglamento del dominio público hidráulico, cada uno de los proyectos incluidos en estas zonas, presentes en gran parte del término municipal, necesitan permiso de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir. El Colegio de Arquitectos ha transmitido a Urbanismo los problemas que se están encontrando los arquitectos, como tener que dejar libre una planta baja en el Campo de la Verdad porque es inundable, al igual que Miraflores, parte de la Ribera, el recinto ferial o los terrenos del plan Arenal de la Fuensanta. Romero piensa que Urbanismo debe presionar a la CHG porque «se paraliza la ciudad».