No habla por hablar, piensa lo que habla y lo que habla, lo piensa, valga el juego de palabras. Demetrio Fernández es un obispo que no tiene miedo a preguntas ni a 'meterse en charcos'. Más aún, sabe generar debates con las polémicas y las asume con filosofía. "No sé por qué la gente se asusta de que el obispo diga lo que dice la Iglesia", ironizaba recientemente. Y es que, valga la broma, su localidad natal, Puente del Arzobispo (Toledo, 1950), ya parecía predestinarlo. Ordenado en 1974, licenciado en Teología Dogmática (Roma, 1980) y obispo de Tarazona (2004), se confesaba al llegar a Córdoba (2010) como "obispo conservador, pero no reaccionario" ni cerrado al progreso. Contundente tanto en homilías como ante la prensa, saltó a medios internacionales con reflexiones sobre cómo la ONU puede estar propiciando la homosexualidad, la crítica a la ideología de género o respecto al nombre que debe darse a la Mezquita--Catedral. Tampoco rehuye la polémica cuando ésta le viene desde fuera, como con el tema de la titularidad del primer templo diocesano. Este curso cierra 5 años de visitas pastorales con las que ya conoce cada rincón de la diócesis.