El reconocido comunicador y economista jefe de Tressi, Daniel Lacalle, visitó recientemente Córdoba para un debate junto a Rafael de la Hoz, organizado por Construcor, para hablar de los retos de la construcción en el siglo XXI. Diario CÓRDOBA aprovechó la ocasión para interrogarle sobre claves de nuestro tiempo.

-Lo primero, y ya que viene a hablar de construcción y sostenibilidad a Córdoba. ¿Son posibles ambas cosas a la vez?

-Sí, claro que sí. Estamos teniendo un cambio absolutamente espectacular en la construcción. La inteligencia artificial, el famoso concepto de las smart city... esta mañana leía que se ha construido un robot que te hace en horas paredes de ladrillo. El avance en estos últimos 30 años es tremendo y a la construcción le va a pasar lo que le pasó al sector de las telecomunicaciones: un cambio fantástico. Incluso estamos viendo que la construcción va a ser esencial para el reto de la descarbonizacion, para un modelo nuevo de ciudades más sostenibles, más cercanas al ciudadano, más eficientes... un futuro muy prometedor.

-No sé qué edad me echa usted, pero yo ya estoy muy preocupado por la jubilación.

-Pues no tiene por qué haber ninguna clase de peligro para el sistema de pensiones, siempre que se mantenga el crecimiento económico y el empleo. ¿Cuándo se ha creado tantas dudas o cuándo ha fallado el sistema de pensiones? Sin haber hucha, nunca hubo problema de pagos. Tenemos que ver el sistema público de pensiones igual que el gasto en sanidad, en educación, en defensa... Nadie duda que esos gastos son sostenibles porque son parte del compromiso del Estado. El sistema de pensiones es exactamente igual. Pero no viene nada mal que se haga un análisis de cómo lo reforzamos, y eso incluye hacer cambios. Por ejemplo, como en los países nórdicos: una parte del reparto que es como el que tenemos ahora mismo, y otra, de capitalización individual ya sea donde sea, público o privado. Cada uno sabe exactamente qué va a ir a su pensión. Pero no tenemos que estar constantemente con ese miedo por las pensiones.

-Es que con la crisis que hemos pasado hay mucho miedo.

-Sí, creo que es eso lo que pasa. antes de la crisis había una sensación de que no había ningún riesgo. Todo se dejaba en manos de los políticos y los políticos mágicamente solucionaban los problemas. Pero los cambios de ciclo están ahí, y si se han cambiado los pilares de nuestra confianza es porque se habían realizado excesos. Pero se han hecho enormes esfuerzos. La economía española no debería de entrar en debates oportunista como en el caso que hemos hablado de las pensiones. Otros países no se lo plantean y no están creciendo tanto ni generando tanto empleo.

-Pero la clase media, que es la que mantiene la economía, sufrió mucho en la crisis. Hay quienes vaticinan que viene otra. ¿Le dará la puntilla a la clase media?

-Sí, justamente es la clase media la que mantiene el sistema. Y tenemos que llevar a cabo una política que permita que esa clase media se refuerce... respire al menos. No puede ser que constantemente vía impuestos se intente solucionar los desequilibrios de la economía. No puede ser que tengamos una percepción de que el gasto es algo inamovible y creciente y que, por lo tanto, lo que tenemos que hacer es aumentar ingresos constantemente. Es uno de los errores que ocurren en muchas economías de la Unión Europea: vemos la fiscalidad desde el punto de vista recaudatorio: ¿Qué es lo que tengo que recaudar ahora? En lugar de pensar en ver cómo puedo atraer empresas. No deberíamos preocuparnos tanto por lo que recaudamos ahora y sí por lo que puede generar con el retorno de los ingresos de una economía creciente.

-Centrémonos en Córdoba. ¿Qué es lo que le falta a nuestra economía? ¿Demasiado centrada en el campo o en el sector servicios? ¿Qué estamos haciendo mal?

-Bueno, lo primero es que también tenemos que reconocer que se han hecho cosas muy bien. Por ejemplo, en la salida de las empresas cordobesas de la crisis, muchas saliendo al exterior. Creo que muchas veces lo que nos falta es un poco mirar hacia dentro y estar orgullosos de lo que tenemos y así mostrarlo hacia fuera. En Córdoba, y en general, nos falta capacidad de creer en nosotros. No es tanto vender imagen como vender confianza y seguridad jurídica para las inversiones. El proyecto Córdoba tiene que tener esos tres pilares: seguridad inversora, facilidad para crear empleo y atracción de capital. Creo que el potencial de Córdoba es enorme pero nos pasa, y eso ocurre en toda España, que, si vemos la economía crecer un 3%, pues, ya está, nos conformamos. Y tenemos muchas más capacidad. Hay que tener una cierta sana ambición.

-Ha citado unas condiciones indispensables para la estabilidad económica y el crecimiento. Hace poco leí su opinión de que éstas circunstancias están dejando se darse en Cataluña.

-A mí me preocupa muchísimo. Si yo tuviera responsabilidad en Cataluña y viera irse a miles de empresas, yo estaría aterrorizado. ¿Y poner en peligro el World Mobile Congress para los intereses de una plataforma política? No puede ser. Deberíamos recordar, y no solo en Cataluña, que el sector público debe tener vocación de servicio a todos, y no a una parte que tenga unos intereses políticos.

-En Dinamarca conciben la administración pública como una gestoría pagada entre todos.

-Exacto. La Sanidad, el Ejército... nada es gratis. Tendríamos que verlo así y tener la mejor gestión posible porque estamos gestionando el dinero de los contribuyentes. Sí valoras el Estado del bienestar, tienes que ser más exigente con el dinero público.

-Vuelvo a Córdoba. ¿Por qué sigue aumentando la brecha económica con el resto de España?

-Puede ser por muchos factores. Pero el primero es que, cuando tú tienes un diferencial entre una comunidad autónoma y otra, tienes que intentar adaptar, adoptar, acercarte a las mejores prácticas de la comunidad que está superando los problemas. A veces nos centramos en ideas que mantienen unas estructuras ineficaces por motivos que no son económicos. Pero hay reformas que serían facilísimas para aplicar si se quiere. Por ejemplo, reducir los trámites burocráticos que tiene una empresa a la hora de crearse. Otro ejemplo: ¿han sabido los empresarios vender en el exterior? Pues... vamos a acompañarlos, ayudemos.

-Usted es un divulgador de la economía y uno se pregunta si en estos tiempos, en todos los campos, no basta con saber... hay que saberlo contar.

-Si te has creado una responsabilidad pública, si tienes un trabajo o una influencia de cara a la sociedad, comunicar es una obligación. No puedes asumir un papel de élite, de que, «si no me entiendes, es tu problema». Si no me entienden, el problema lo tengo yo. Y eso vale para todo. Además de que te pierdes algo muy importante: escuchar y aprender.