«Les han permitido tanto, que se han convertido en un taxi b, y llevan hasta aplicaciones para ir recogiendo a clientes por las calles», señala el presidente de Etaxi, asociación que tiene 16 socios. José Hoyo lamenta que «se está difuminando tanto la diferencia entre un taxi y un VTC que lo único que nos distingue es que paramos en las paradas y que llevamos pegatina».