Cada vez son más las familias normalizadas cordobesas, de estrato económico y cultural medio o alto, que piden ayuda a la Administración ante su incapacidad para controlar a sus hijos adolescentes. Se trata de una problemática emergente en toda Andalucía sobre la que alertó ayer la directora general de Infancia y Familia, Teresa Vega, que se reunió con profesionales de los Equipos de Tratamiento Familiar de la provincia junto a la delegada para la Igualdad y Bienestar Social en Córdoba, Silvia Cañero. Según Vega, "se trata de problemas relacionales graves derivados de una importante ausencia de referentes y modelos educativos adecuados, menores de entre 11 y 17 años que abusan y maltratan a sus progenitores y que llegan a cometer acciones delictivas". El perfil de estos adolescentes es el de "niños inmaduros que han crecido en un entorno con una permisividad excesiva, con un límite de normas o disciplina muy poco claro, que están acostumbrados a tener todo lo que quieren y son incapaces de asumir responsabilidades cuando crecen". La desesperación de los padres llega a veces al extremo de que "hay casos en los que están dispuestos a renunciar a la tutela de los hijos".

Frente a estos casos, existe otro tipo de menores con trastornos de conducta que encajan en el perfil multiproblemático, es decir, que provienen de entornos desestructurados, sin recursos, con problemas de adicción y ausencia de habilidades sociales, en definitiva, familias en riesgo de exclusión social.

Para atajar los problemas de conducta de los menores, Teresa Vega insistió en la importancia de las estrategias de prevención en las que trabajan desde hace años los equipos de tratamiento familiar, un servicio que "está conteniendo situaciones de riesgo y reduciendo el número de casos en los que se recomienda el internamiento o la retirada de la tutela a los padres". Estas intervenciones permitieron que el número de tutelas retiradas en Andalucía disminuyera entre el 2007 y el 2011 casi un 10%, si bien Córdoba registró un aumento, pasando de aglutinar el 5,4% del total de tutelas andaluzas al 7,5%.

Los equipos de tratamiento familiar están compuestos por tres profesionales (psicólogo, educador y trabajador social) que ofrecen atención especializada, individualizada y de proximidad con las familias. Estos equipos se ocupan de que la familia funcione de manera autónoma y adecuada, de forma que los menores reciban la atención que se ajuste a sus necesidades, así como de proporcionarles habilidades y recursos técnicos para superar situaciones de riesgo.