Dermatólogos y reumatólogos del hospital universitario Reina Sofía de Córdoba han creado una nueva unidad multidisciplinar que permite realizar un diagnóstico precoz y ofrecer un pronóstico esperanzador a los enfermos afectados por psoriasis y artritis psoriásica. El objetivo actual del tratamiento de este tipo de artritis es detener su progresión y reducir el dolor.

Los médicos del hospital cordobés atienden desde hace tres meses a pacientes con psoriasis que también sufren artritis psoriásica, una patología que puede llegar a afectar al 30% de los psoriásicos. Esta nueva unidad, por la que ha pasado ya cerca de medio centenar de pacientes, está integrada por una reumatóloga y dos dermatólogos expertos en el manejo de estas patologías.

Entre sus ventajas se encuentra el mejor manejo de estos pacientes, ya que se facilita el diagnóstico precoz, se pueden iniciar antes los tratamientos y personalizarlos, lo que redunda en un mejor pronóstico de los pacientes que presentan estas patologías crónicas y altamente incapacitantes. Este modelo de atención incluye dos consultas semanales, atendidas por la reumatóloga María Dolores López y los dermatólogos Antonio Vélez y Rafael Jiménez.

Por su parte, la artritis psoriásica es una enfermedad musculoesquelética inflamatoria crónica que se asocia a la psoriasis ya que en muchas ocasiones va precedida de esta última, hecho por el que se hace necesaria la colaboración entre dermatólogos y reumatólogos. Este tipo de artritis ocasiona erosiones articulares y pérdida de la función articular comparable a la de la artritis reumatoide. Las localizaciones de psoriasis en el cuero cabelludo, retroauricular y del surco interglúteo son las que se asocian con más frecuencia a la artritis psoriásica. La mayoría de los tratamientos sistémicos utilizados en psoriasis, como los fármacos modificadores de la enfermedad y las terapias biológicas, también se usan en el tratamiento de la artritis psoriásica.

La unidad incluye dos consultas semanales que funcionan de manera simultánea, una de dermatología y otra de reumatología, lo que permite que los pacientes con psoriasis con sospecha de estar afectados también por este tipo de artritis, o viceversa, sean vistos por ambos especialistas, que trabajan en consultas contiguas y de manera muy coordinada.

Así, en los casos en los que el dermatólogo tiene alta sospecha de que el paciente sufre artritis psoriásica, puede derivar directamente al paciente a la consulta de reumatología y, en caso de que el reumatólogo dude si una lesión cutánea es psoriasis, puede derivar al paciente a la consulta de dermatología. De esta forma, ante la mínima sospecha, se atiende al paciente en un corto periodo de tiempo. En este sentido, en el mismo día se explora y se solicitan las pruebas.

Esta unidad permite identificar antes los síntomas de la coincidencia de ambas enfermedades, lo que se suma al hecho de que un diagnostico temprano es fundamental para evitar pruebas innecesarias y tratamientos de riesgo. Los médicos que de esta unidad apuntan que el manejo precoz puede frenar la progresión del daño articular y el número de articulaciones afectadas.