El recinto ferial Cajasol (Ifeco) vivió ayer una de esas jornadas en las que se justifica su existencia, aunque también la necesidad de seguir trabajando para mejorar y dar respuesta a eventos que arrastran a miles de personas. Si en noviembre del pasado año el primer salón cofrade desbordó todas las previsiones de asistencia y demostró que hay certámenes que atraen más que otros, el cambio de sede de Intercaza también ha servido para responder al gran interés que en las doce ediciones anteriores había despertado el certamen y dejó pequeño el Palacio de la Merced.

Varios centenares de personas ya se agolpaban antes de que se abrieran las puertas del recinto a las 11. A medida que fue pasando la mañana surgieron los problemas de aparcamiento, aunque las críticas eran menores entre los asistentes y se valoraba más la amplitud de espacio (5.500 metros cuadrados) y el disfrutar durante varias horas con la familia o los amigos de una práctica que les une durante muchos meses del año. Y es que el visitante puede adquirir desde la tradicional navaja de Albacete, a productos necesarios para la caza, embutidos elaborados con carne de ciervo, contratar puestos para un safari o una montería o disfrutar de proyecciones o fotografías de especies cinegéticas. Para hoy quedan algunas de las actividades más atractivas del certamen, desde la exhibición de perros de muestra y cetrería (en la finca de Lagartijo, a partir de las 9.00), al concurso de podenco andaluz y maneto (11.00). Además, durante todo el día habrá concentración de rehalas.

La jornada también sirvió para despertar la conciencia ambiental y criticar el "maltrato" que sufren los animales durante la práctica cinegética. "Solo el 4% de la población española es cazadora", denunció Eduardo Torres, de Ecologistas en Acción, que lamentó que desde la Administración "se trata de justificar una actividad basada en la muerte de los animales". Justo Jiménez, del Colectivo Andaluz Contra el Maltrato Animal (Cacma), cuestionó que escolares visiten la feria sin que se haya consultado a los padres.

Patricia Almansa, vicepresidenta de la Asociación Arca de Noé, recordó que más de la mitad de los perros que recogen son abandonados por cazadores. Es el caso de una galga llamada Bonita que encontró Patricia hace dos meses en la carretera de Ecija con dos patas y la cadera rota. El animal presentaba magulladuras y cicatrices por gran parte de su cuerpo. Algunos de los visitantes se acercaban a contemplar el perro, sin conocer que se estaba cuestionando lo venían a ver.