Las donaciones de sangre bajaron un 6% el año pasado en Córdoba con respecto al dato del 2013 después de casi una década de subidas progresivas. "Uno de los motivos de esta disminución es que no se han realizado campañas especiales, porque tampoco la demanda lo requería, ya que con las reservas obtenidas se han podido cubrir perfectamente las necesidades de los centros sanitarios. Pero la causa fundamental de la caída es que se necesita rejuvenecer desde ya el censo de donantes estables para garantizar las reservas sanguíneas y continuar salvando vidas", señala el técnico de promoción del Centro Regional de Transfusión Sanguínea (CRTS), Pedro Muñoz.

El año 2014 se cerró con 30.625 donaciones de sangre efectivas, frente a las 32.572 del 2013. A estas donaciones hay que sumar las específicas de plasma, que fueron 1.053, elevándose un 7% respecto al dato del 2013, que fue de 978. Muñoz explica que "todos los años captamos donantes nuevos. En el 2014 fueron 2.528. Pero lo importante es que esas nuevos voluntarios que se incorporen donen con asiduidad, una media de 2 donaciones al año, y que sean jóvenes, para que su gesto solidario se prolongue durante muchos años".

CAMBIOS En los últimos 20 años ha cambiado el perfil de edad del donante de sangre. "En la actualidad, Córdoba cuenta con un censo de unos 30.000 donantes, aunque no todos donan con frecuencia, sólo 18.000. Pero el censo de donantes, al igual que el de la población general, envejece cada año que pasa. Si en 1993 más del 50% de los donantes asiduos tenía entre 18 y 30 años, en el 2014 el porcentaje con esa franja de edad representa apenas un 20% del total (unos 3.500 donantes)", expone el técnico de promoción del CRTS. "Los jóvenes de hoy son solidarios como los de antes, pero son menos en número por la bajada de la natalidad tan acusada de los últimos años. Por otro lado, también se rechaza a más posibles donantes de sangre que hace dos décadas, por restricciones impuestas a la donación como llevar piercing o tatuajes y por la promiscuidad sexual", indica Pedro Muñoz.

A pesar de que en los últimos años han disminuido las víctimas por accidentes de tráfico, que requerían de gran cantidad de bolsas de sangre donadas, ha aumentado la demanda de unidades para responder a la actividad habitual de los hospitales, caso del tratamiento de cánceres (que ha crecido por la mayor detección de estas enfermedades). La utilización de sangre para tratar cánceres representa el consumo del 34% de las reservas obtenidas con las donaciones, mientras que el abordaje de las anemias necesita un 19% de sangre almacenada. En tercer lugar, están los trasplantes y cirugía (que sin sangre no se podrían realizar y gastan un 18% de las extracciones). El resto de las reservas se destina a tratar de curar lesiones por accidentes de tráfico u otro tipo, partos y numerosas enfermedades.