Poco antes de las cinco de la tarde, el entorno de la iglesia de San Pablo se llenaba de caballos. A la par, los romeros cordobeses cruzaban el compás del templo para comenzar la Misa de Romeros, una eucaristía que cada año inicia el peregrinar de Córdoba a la aldea almonteña.

En la calle, los cohetes y la carreta del Simpecado, que lució sus dos nuevas columnas plateadas que bajo diseño de Rafael Rueda ha realizado el taller de orfebrería de los Hermanos Fernández y que este año escoltarán a la prenda más preciada de los rocieros cordobeses, su Simpecado blanco y oro.

Con la emoción a flor de piel y con varios vivas a la Virgen del Rocío, el Simpecado de Córdoba atravesaba rodeado de peregrinos la nave central de la iglesia de San Pablo, había concluido la Misa de Romeros y una multitud esperaba expectante en la puerta que se entronizara el Simpecado para comenzar la procesión por las calles. Ya en la calle, la agrupación musical del Cristo de Gracia elevó sus sones interpretando la marcha Rocío, Esperanza y Madre Nuestra , que también era estreno en el día de ayer, tras esta sonó la salve rociera.

Llegó el aplauso y los pétalos de flores, que caían desde el balcón del Ayuntamiento, engalanado para despedir a la hermandad de Córdoba. Más aplausos y de nuevo ¡Viva la Virgen del Rocío!, la hermandad comenzaba su camino, le esperaba la Catedral, donde el obispo de la diócesis, Demetrio Fernández, recibió a la cofradía. Tras el paso por el primer templo, el Simpecado se dirigió hacia el Campo de la Verdad tras recorrer distintas calles de la Judería, dejando emotivos instantes como el paso por el seminario, donde los seminaristas le cantaron la Salve, o la parada en los jardines de la Virgen del Rocío, pasado el Puente de Miraflores, donde esperaban las 14 carriolas que este año acompañarán a la hermandad de Córdoba en su peregrinar.

Así, entre cantos y vivas a la Blanca Paloma, la hermandad de Córdoba estaba un poquito más de cerca del Rocío, consiguiendo por un instante convertir a la ciudad en un retazo de marisma.