Aunque no pueden salir de casa sin olvidar su pastilla del Sintrom, cada uno de estos enfermos se aferra con uñas y dientes a la vida. "Al principio se te viene el mundo encima. Tenemos una dolencia, pero no podemos hacer de ella ningún trauma, porque no lo es", afirmaba una de las 30 personas de la Asociación Cordobesa de Pacientes Anticoagulados (ACPA) que ayer celebraron una comida de convivencia. Fue un día especial en el que se compartieron historias y muchas risas. Durante el almuerzo, el colectivo entregó una placa de distinción a Diario CORDOBA "por el apoyo que del periódico está recibiendo nuestra asociación", porque "parece que no se valora la importancia de este apoyo, que por nuestra parte sí lo reconocemos plenamente y resaltamos nuestra gratitud", afirmó el secretario de la ACPA, Manuel Ayllón.

Por su parte, el presidente, Rafael Martínez, también mostró su afecto. "Los pacientes estamos unidos por algo más que por un medicamento oral indicado para tratar los problemas de coagulación de la sangre. Sin embargo, nos falta el apoyo de los hematólogos cordobeses", lamentó Ramírez.

La presencia de los profesionales es fundamental para una asociación de enfermos que nació en el 2005 con el objetivo fundamental de luchar para que estos tengan una calidad de vida más digna. Su demanda histórica pasa por implantar en Córdoba la punción digital, un simple pinchazo en el dedo que permite comprobar el estado de la coagulación de la sangre, sin que haga falta la extracción en vena que, "aunque no dudamos que es eficaz", resulta muy dolorosa para muchos de los afectados. El hospital Reina Sofía ya adquirió el compromiso con la asociación de aplicar este sistema este año, "aunque hasta el momento no hay nada", dijo Martínez. Pero ayer no era una jornada de denuncia, sino de conocerse y revivir tiempos felices, como una gran familia.