Aunque de un tiempo a esta parte se empiezan a ver grúas en el cielo de Córdoba, algo inexistente en los últimos años, el sector de la construcción es extremadamente pesimista de cara al cierre del ejercicio. La inmensa mayoría de las obras en marcha tienen detrás a la iniciativa privada, con mucho empuje pero sin la fortaleza suficiente como para tirar de un sector muy dañado por la crisis económica, quizás de los más perjudicados. El secretario general de la Asociación de Empresarios de la Construcción de Córdoba, Francisco Carmona, así lo corroboró ayer en el transcurso de la Asamblea general de la organización, un foro en el que puso de manifiesto que «la situación es muy complicada». Carmona auguró un final de año «duro», en el que la construcción va a experimentar una nueva caída en términos numéricos, «tanto de la actividad como del empleo». La causa está, según el responsable de este colectivo, en «la parálisis que sufre la obra pública desde el año 2015».

A juicio de Francisco Carmona, sólo si se acelera la inversión de las administraciones se podría atisbar un horizonte con mejores expectativas para un sector que ya ha visto cómo entre el 2008 y el 2015 el número de empresas inscritas en el régimen general de la Seguridad Social pasó de 3.501 a 1.645 (-53%). Sin olvidar que en Córdoba se produjo la desaparición de grandes firmas que aparecían entre las más destacadas de Andalucía. «Hay muchas empresas que no van a poder soportar un nuevo envite», aseguró Carmona.

El secretario general de los constructores cordobeses señaló a los ayuntamientos y la Diputación como las administraciones que están haciendo un mayor esfuerzo para dinamizar la inversión pública. «El problema es que muchas iniciativas se realizan en colaboración con el Estado o la Junta de Andalucía, y ahí es donde nos encontramos con todo bloqueado». Carmona situó la causa del freno a la obra civil o pública en el contexto de continuas citas con las urnas, con unas elecciones andaluzas, unas municipales y dos generales en el camino. «Está todo paralizado o en fase de revisión», manifestó, y añadió que «mucho tienen que cambiar las cosas para que el año 2017 pinte bien». Para ello, indicó, «habría que normalizar la licitación de las administraciones, pero no en lo que se refiere a las grandes infraestructuras, tipo redes viarias de gran capacidad o la alta velocidad, si no en inversiones más pequeñas que están detrás de infraestructuras necesarias para los municipios de interior». Francisco Carmona aseguró que la inversión ha caído un 45% y recordó que el 65% del ajuste para cuadrar las cuentas públicas ha salido de reducir la inversión.

En cuanto a la rehabilitación de edificios, Carmona comentó que «es un futuro para el sector, pero ya se nos ha anunciado desde hace mucho tiempo, y necesitamos mecanismos y un marco regulatorio para arbitrarlo».

A la presentación de la Asamblea asistió ayer el delegado de Cooperación con los Municipios de la Diputación Provincial, Maximiliano Izquierdo, quien lamentó que «injustamente se ha llegado a demonizar al sector de la construcción». Muy al contrario, indicó, «hay que creer en vosotros y hacerlo con dinero», en referencia a la inversión de las administraciones. En cuanto a las que provienen de la Diputación, resaltó los planes provinciales, que han alcanzado los 31 millones y que ya no exigen la cofinanciación de los ayuntamientos.