El conserje de un instituto y su hijo, militar de profesión, se sentaron ayer en el banquillo acusados de un delito de revelación de secretos por hacerse con exámenes para obtener el graduado en ESO --según sostuvo el ministerio fiscal-- y pasárselos a compañeros de la base de Cerro Muriano, que debían aprobar la prueba para renovar sus contratos laborales. Aunque el hijo lo negó todo en su declaración, el padre admitió a continuación ante la jueza que se apoderó de los exámenes y que lo hizo porque se lo pidió su vástago. Al inicio del juicio, el ministerio público pidió para ambos, uno como autor y otro como inductor, una pena de multa de 4.320 euros e inhabilitación especial para empleo público durante dos años y tres meses.

Según el escrito del fiscal, el ordenanza trabajaba en un instituto en el que se desarrollaban pruebas para obtener el título de graduado en ESO mediante acceso libre. Aprovechando esa situación y que podía entrar en los despachos, el hijo convenció al padre para que se apoderase de copias de los exámenes en papel y del cedé que los contenía, "con el fin de distribuir a terceras personas el contenido de los mismos". Así, con motivo de la convocatoria de dichas pruebas en abril del año pasado, el conserje accedió unos días antes al despacho donde se custodiaban los exámenes y obtuvo varias copias que entregó a su hijo, que a su vez las distribuyó a compañeros de Cerro Muriano que se habían matriculado para obtener el título y poder renovar sus contratos.

También en junio, al convocarse una nueva prueba, el ordenanza, a instancias de su hijo --siempre según el fiscal--, accedió al despacho de la directora del centro y, usando unos guantes, abrió la caja de los exámenes, que estaba precintada, y logró unas copias de las pruebas. Aquel día no pudieron distribuir ninguna al ser sorprendidos por un dispositivo policial.

Todos estos hechos los negó el hijo ante la jueza. "Ni he convencido a mi padre para que lo hiciera ni él jamás me ha dado a mí nada", aseguró tras rechazar que vendiera los exámenes y que el día antes de la prueba lo llamaran a su móvil 30 militares. Sin embargo, a continuación, el padre no solo admitió su participación sino que señaló a su vástago como inductor. "Nunca lo hubiera hecho si no me lo pide mi hijo. Me dijo que le hacía falta a una compañera militar, que la echarían si no aprobaba y que tenía dos hijos. Me pudo más el corazón y me siento totalmente arrepentido", declaró.