El plan diseñado por la comisión de feria para mejorar el recinto de El Arenal y revisar el modelo de la fiesta, presentado esta semana por la alcaldesa y los representantes de la comisión encargada del mismo no tiene horizonte temporal definido, pero sí una laaaaarga lista de tareas por acometer. A simple vista, recopila todos aquellos fallos que el sentido común lleva años dictando a los cordobeses que habría que solucionar si la feria quiere ser un lugar habitable y un reclamo turístico. Si el Ayuntamiento fuera capaz de ejecutarlo en su totalidad, la feria dejaría de ser un quiero y no puedo para convertirse en una fiesta de lujo. Lo malo del plan que, como es lógico, ha concitado el consenso de todos los que tienen presencia en la feria, es que para ejecutarlo hace falta tiempo, voluntad política y dinero.

EL RECINTO // Pero, ¿cómo será la feria del futuro si el plan de la comisión se lleva a cabo? Para empezar, será un lugar con instalaciones fijas. Los caseteros podrán, por fin, invertir en el montaje de sus estructuras e ir mejorando las instalaciones año a año sin empezar de cero cada vez. Para ello, la alcaldesa ya ha anunciado que se adaptará el Plan Especial de El Arenal con el fin de autorizar tales construcciones estables. El uso de este espacio para otras actividades durante el resto del año se tendrá que limitar, por lo que es posible que los peroles urbanos deban buscar una nueva ubicación. El recinto, que mantendrá su forma radial, acercará las casetas a la zona de la Municipal y creará un gran espacio para el caballo en la calle Medina Azahara, con casetas del mundo ecuestre. El mundo equino tendrá un protagonismo especial, lo que llevará a cambiar el albero por un nuevo pavimento y a dotar de bebederos y sombras a la zona de la calle del Potro, a la que deberán asomarse las casetas que ahora le dan la espalda.

La feria del futuro tendrá además un acerado de taquete junto a las casetas, previa retirada del albero. Por supuesto, las líneas eléctricas deberán soterrarse y se habilitará un sistema de saneamiento que evite «que sigamos tirando agua sucia al río», como señaló gráficamente el secretario de la comisión, Juan Andrés de Gracia. Habrá un punto limpio en las instalaciones, más fuentes para beber, zona fija de aparcamientos al otro lado de la autovía (esto no cambia) y más mobiliario urbano en las zonas de descanso.

LAS SOMBRAS // La peliaguda cuestión de las sombras se solucionará apostando por toldos y microclima en las calles Guadalquivir, Enmedio y Potro, ya que el reto de hacer crecer los árboles parece que se ha dejado por imposible. Retirado el albero, con un recinto lleno de sombra, caballos, fuentes y una vez sustituida la red de saneamientos medieval actual por una acorde al siglo XXI, solo resta cambiar el sistema de organización y funcionamiento de la feria, siempre partiendo de la base de que «la de Córdoba debe ser abierta y plural». En este punto no hay discusión, siempre que se respete que las casetas tengan sus cierres institucionales como hasta ahora.

Ahora bien, ¿quién podrá montar caseta en el futuro? Si hasta ahora, estaba vedado a todo el que no fuera asociación (bueno, salvo que la subarrendara e hiciera negocio por ella), ahora podrán estar presentes todo tipo de entidades siempre que éstas lo hagan de frente y por derecho. No cabe la reventa total de la caseta, pero sí el cobro de tasas directas por la cesión. Las casetas que limiten la entrada a sus «invitados» no tendrán cabida y, según el documento de la comisión, «habrá tolerancia cero ante este hecho». La feria del futuro tendrá vigilancia privada en las casetas, dotadas de ambientación homogénea y una decoración con soluciones imaginativas (patio, espacio de descanso...). En los barrios anexos a El Arenal se reservarán aparcamientos para residentes y, para evitar que el río siga siendo un peligro, se habilitarán aseos suficientes en el recinto durante los días que dure la fiesta. También se reforzarán los controles de seguridad alimentaria.

EL BOTELLÓN // Para terminar de adecentar la Feria de Nuestra Señora de la Salud, aún queda un reto pendiente que la comisión también ha previsto. Hacer que el botellón desaparezca de la feria. Esta meta, mil veces planteada por los gobiernos municipales y mil veces aplastada por la dinámica estudiantil y juvenil del momento, deberá erradicarse, según el dictamen de la comisión, con diálogo y formación, según explicaron, convenciendo a la población estudiantil de que tiene cabida en la feria de una forma más saludable para ella misma aún por definir. Eso ya se verá.

¿Quién puede oponerse a este modelo de feria? ¿Acaso la feria del futuro no será un compendio de virtudes? Ahora que todo está claro, solo queda ponerse manos a la obra. Eso sí, el Ayuntamiento pide paciencia. Este año, de momento, todo seguirá igual.