Si el modelo de negocio ideado por el chef Paco Roncero, embajador del primer Córdoba Califato Gourmet, acaba por imponerse, es posible que dentro de unos años ir a un restaurante a llenar el estómago sin más pase a ser una cosa del pasado, cuasi primitiva, tabernícola que dirían en Cosmopoética. Lo que se impone en el siglo XXI es la "experiencia sensorial", convertir el acto de sentarse a la mesa en un carrusel de sensaciones. De momento, solo su restaurante Sublimotion de Ibiza lo ofrece al módico precio de 1.600 euros por comensal (más vale que esté bien bueno;). Para este visionario de la cocina, la alta gastronomía aspira hoy a ser un espectáculo multidisciplinar en el que las nuevas tecnologías se pongan al servicio de los cocineros, de manera que mientras se degusta un bogavante, el cliente se sienta como Nemo, rodeado de aromas, sonidos e imágenes del fondo del mar. Sí, suena a ciencia ficción, pero según Roncero, en plena crisis, las 12 plazas de su restaurante se llenan "cada día" de gente dispuesta a pagar grandes cantidades de dinero por la experiencia. Poner fecha a cuándo será posible que esto sea accesible a todos los públicos es algo más difícil. De momento, La Salmoreteca de Córdoba ya se ha lanzado a experimentar en Tecnocórdoba con un taller creativo que trabajará en una línea parecida. Solo queda esperar resultados.