¿Quién se decide a comprar un abrigo cuando en pleno mes de octubre va en manga corta? ¿Cuántos calentadores, albornoces o zapatillas de paño esperan a estas alturas del año en las estanterías del comercio local?

El largo verano que vive Córdoba y que parece (solo parece) que está llegando finalmente a su fin mantiene a los pequeños comercios de la ciudad asfixiados ya que, mientras en las campañas de otoño habituales a principios de diciembre ya ha vendido el 40% de su mercancía, reservando el resto para Navidad, este año apenas han dado salida a un mínimo porcentaje, por lo que temen que acabe con pérdidas para el sector. «Esto afecta al sector textil y a todos los sectores», afirma Manuel Calvo, presidente del centro comercial abierto La Viñuela, «pensamos en la ropa, en que la gente no compra ciertas prendas, pero quienes venden calefactores, mantas, colchones, incluso quienes tienen un puesto del mercado lo están notando». Y es que, como asegura Rafael Bados, presidente de Comercio Córdoba, «al retraso de las bajas temperaturas se une la paralización del consumo debido a las altas tasas de paro y a que las lluvias están afectando a la campaña agrícola y la gente de la provincia no viene a hacer sus compras». Manuel Blasco, de Centro Córdoba, coincide en que «la capacidad de consumo está muy limitada» y cree que todo dependerá al final de la Navidad. Cree que «la situación es crítica» y que «urge regularizar las rebajas y acotarlas a un periodo concreto».