Serían las 7.15 horas de aquel 22 de mayo del 2013 cuando el acusado llamó por teléfono a una de sus dos hijas. "Chiquita, vente para acá, que ya no tienes madre", le dijo textualmente. Esta hija sostuvo en el juicio que su madre le había confesado que el padre "la tenía acosada" y que le había relatado "episodios de maltrato". Al padre lo definió como posesivo y celoso, que ejercía un control "total" sobre la madre y que "la fue apartando de su familia". Al inicio del juicio, antes de entrar el acusado en la sala custodiado por varios policías, se vivieron momentos de tensión con los familiares. Los gritos de "¡asesino!" resonaron en los pasillos de la Audiencia Provincial.