El sindicato CCOO de Córdoba no lo fundaron solo hombres. En 1977, se celebró la Asamblea Constitutiva de Córdoba en el sótano del supermercado Deza de la avenida de Granada y pese a que solo había hombres en la comisión ejecutiva, muchas mujeres protagonizaron en la retaguardia la lucha sindical de la que es heredera la sociedad cordobesa actual. Cuando se cumplen 40 años de la fundación de CCOO y una mujer; Nuria López, ocupa la secretaría general en Andalucía por primera vez en su historia, con otra mujer, Marina Borrego, también al frente en la provincia, el sindicato ha querido reconocer el trabajo silencioso de una legión de mujeres que desde hace cuatro décadas han participado en las negociaciones colectivas, reclamado derechos para trabajadores de ambos géneros y arrimando el hombro en los momentos difíciles para mejorar las condiciones laborales de la clase obrera.

La alcaldesa de Córdoba, Isabel Ambrosio, destacó en este contexto que «no ha sido fácil llegar hasta aquí» y subrayó la «valentía» de las pioneras en la defensa de los derechos laborales. «Pero seguimos teniendo ese techo de cristal», recordó, «no todo está hecho».

Partiendo de esa premisa, de que queda mucho por hacer, siete sindicalistas de CCOO, como Rosario Sánchez, Carmen Santiago, Julia Contreras (primera secretaria general de la Aministración Pública y la última desde 1988), Pilar Ramos (exdelegada sindical de Telefónica), Carmen Lora, (líder sindical en Simago, Champions y después en Carrefour), Mª Jesús Monedero (del sector de la Enseñanza) y la ex secretaria de la mujer del sindicato Pepa Contreras, a las que acompañaron compañeras de batalla a lo largo de muchos años como Carmen León o Blanca Ciudad, entre otras, compartieron ante un aforo lleno de público su trayectoria. Con ilusión, intuición y valentía plantaron cara a las empresas en defensa de lo que era suyo por derecho y se les negaba. Gracias al tesón de estas mujeres, las bajas de maternidad, las horas de lactancia, las reducciones de jornada para crianza de hijos son una realidad en muchas empresas. Pese a esos avances, que ahora parecen garantizados, todas ellas coincidieron en que «las jóvenes deben que coger el testigo porque nada está garantizado a futuro si no se mantienen en guardia».