En diez días se ha iniciado una especie de caza del pivote en el camino del Bejarano, donde el Ayuntamiento ha iniciado desde entonces la mejora de los accesos a los Baños de Popea. Desde entonces, cada día aparecen arrancados los bolardos de madera que separan el carril de los coches y la vía para bicicletas y peatones. Pero los incívicos también han arrancado un par de las señales de tráfico que les prohibe aparcar en la zona. Ayer mismo por la mañana, debido a esta nueva norma que impide que los coches estacionen a lo largo de todo el sendero, la entrada a los Baños de Popea estaba inundada por una marea de vehículos.

Ayer, desde bien temprano se podía encontrar a varios grupos de senderistas, ciclistas e incluso habitantes del lugar. Los vehículos de motor que pasaban eran casi invisibles a la marea humana que el sendero experimentaba, y los que lo hacían era de manera silenciosa y respetuosa, sin apenas prisa por llegar a su destino. La mayoría de la gente que paseaba por allí comentaba el descontento que tenían por una medida que ven «innecesaria». Muchos de ellos son beneficiarios habituales de la vía y según han comentado una pareja de parcelistas «aquí siempre ha habido respeto por parte de todos los usuarios, en el campo se vive de otra manera y los coches nunca van con prisa, incluso te dan los buenos días».

Al andar por el camino se puede observar como todos los bolardos se sitúan justo a mitad de la calzada, dividiendo de una forma equitativa el espacio. Esto resulta complicado para la seguridad de las bicicletas porque no se distingue bien cuál es el carril para los coches y cuál es el carril para los peatones y ciclistas (que proponen crear un carril bici) y porque los coches al no contar con el espacio suficiente para circular, entran en la parte que no les corresponde y se ven obligados a tirar los pivotes para poder dar la vuelta.

Una vez entrada la noche, tratando de disfrutar de la belleza de las noches estivales y la poca contaminación de la zona, muchos conductores regresan de los Baños de Popea, en los que se quedan hasta bien entrada la tarde o algunos vecinos salen a dar un paseo o regresan a sus casas , dispuestas a lo largo del Bejarano. Los pivotes no están bien señalizados y esto causa situaciones de peligro ante la falta de visibilidad que produce la oscuridad, pudiendo llegar a ocurrir cualquier tipo de accidente, haciendo que una situación de lo más agradable se trastoque hasta causar algún que otro susto.

«Aún no ha habido denuncias formales, aunque sí muchos se han hecho eco del gran destrozo que está sufriendo la obra que acabamos de realizar y que aún no ha acabado. Tanto dispositivos de Infoca de la Policía Local como de la Guardia Civil se están trasladando a la zona para realizar labores de vigilancia y evitar así que se derriben nuevos pivotes. La medida que vamos a tomar desde el Ayuntamiento, de momento, va a ser recolocar el mobiliario público derribado, actuación que estará terminada entre el próximo lunes por la tarde y el martes por la mañana», explicó ayer Jerónimo Salazar, delegado de la Alcaldía en Trasierra.