Los casos de ictus se han incrementado de forma notable en la última década en Córdoba y ya se están contabilizando entre 1.500 y 2.000 anuales, informa el jefe de la unidad de Neurología del hospital Reina Sofía, Juan José Ochoa. Los motivos de esa subida son varios; el principal, el mayor envejecimiento de la población y la creciente esperanza de vida. Así, el 85% de los afectados por un ictus tiene más de 65 años. Otros factores que causan este problema de salud son el auge de obesidad, colesterol, hipertensión, sedentarismo y tabaquismo. El ictus supone una interrupción del suministro de sangre al cerebro y constituye la primera causa de muerte entre las mujeres y la segunda entre los hombres. Sus principales síntomas son la pérdida de fuerza en medio cuerpo, desviación de la cara, la dificultad para hablar y entender o la pérdida súbita de visión.

El hospital Reina Sofía fue pionero en Andalucía en el abordaje de los casos más graves de ictus, inicialmente con terapia trombolítica intravenosa y desde el 2011 con una intervención endovascular, recibiendo en los últimos años pacientes de toda Andalucía. Estas mejoras asistenciales están permitiendo mejorar los datos de supervivencia por patología cerebrovascular, a pesar del repunte de casos en este ámbito.

El llamado código ictus es una de las acciones que la Junta de Andalucía desarrolla en el marco del Plan Andaluz de Ataque Cerebral Agudo (Placa). Este protocolo de actuación se activa tras la detección de un ictus por parte de los profesionales de urgencias extrahospitalarias, la posterior notificación al centro coordinador de la Empresa Pública de Emergencias Sanitarias (EPES) 061 y conlleva la prealerta al hospital de referencia del paciente que está en esta situación para que de esta manera el centro esté preparado para la recepción del mismo y para una rápida actuación.

Una vez diagnosticado el ictus en el hospital, el uso de la terapia con fibrinolisis intravenosa e intrarterial (que disuelve el trombo) mejora notablemente la evolución de determinados pacientes, concretamente los que presentan infarto cerebral isquémico e importante déficit neurológico. «Gracias a la fibrinolisis, hemos pasado de asistir a pacientes con ictus sin margen de maniobra para reabrir la arteria ocluida a tener posibilidad de abrirla salvando el tejido cerebral», explica Juan José Ochoa, coordinador también del grupo provincial de ictus en Córdoba. Ochoa resalta que, «aunque la población cada vez está más concienciada de que hay que evitar ciertos factores de riesgo, aún existe un segmento de población que no le da la suficiente importancia. Es importante adoptar un estilo de vida saludable para tratar de prevenir un ictus y también concienciar sobre una rápida actuación en la fase aguda del ictus».