El palacio de Torres Cabrera es Bien de Interés Cultural en la categoría de monumento desde el 2003. La Junta considera este palacio como «magnífico exponente» de «casa-palacio solariega» de estilo barroco. Según aparece en la descripción del Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico, «en el siglo XIX se le hacen algunas reformas añadiéndosele decoraciones propias del eclecticismo», en la fachada y en el interior.

Lo que más llama la atención es su fachada principal, precedida por un jardín, que en el pasado fue patio de entrada de carruajes, cerrado por una reja de fundición con zócalo de traza geométrica. La fachada tiene dos plantas de altura y el rasgo que la define es su bicromía, ya que combina el fondo de almagra con motivos decorativos en color ocre. Dentro destaca su patio con una fuente octogonal en el centro. De su escalera, sobresalen sus peldaños y pasamanos de mármol negro con incrustaciones de mármoles blanco y rosado que forman elementos decorativos geométricos. El salón del trono tiene chimenea de mármol, marcos y molduras de yeserías, espejos y pinturas de tema floral.

Dentro del palacio hay una casa que tiene su fachada al jardín de entrada y que fue construida en el espacio que ocuparon las antiguas cuadras, pero que no entra en la delimitación del palacio que hizo la Junta para su catalogación.

Las características de este singular edificio se pueden consultar en la web de Engel & Völkers, donde un vídeo muestra el palacio por dentro. Engel & Völkers destaca los «fragmentos de mosaico romano del siglo II después de Cristo, con la obra maestra El Busto de Baco, de incalculable valor».

La revista Vanity Fair se ha hecho eco de la venta de esta «mansión de estilo neobarroco y aires italianos».