El ambiente festivo en torno a Capitulares tenía ayer un tono netamente de provisionalidad tras cinco meses de obras y, especialmente, en mitad de un atípico puente festivo al final de un periodo vacacional. De hecho, provisional era el que mejor definía la vida alrededorde esta emblemática calle, cuyo último plan de tráfico (provisional también) se puso en marcha el pasado día 3 y que solo contempla el tránsito del transporte público y coches de residentes dando un rodeo en forma de U por Las Tendillas.

Así, en la tibia mañana invernal de ayer, con el Centro repleto de gente al calor del puente festivo, terrazas repletas y calles animadas al reclamo de las rebajas, Capitulares se veía transitado por viandantes aunque solo en los dos pasillos habilitados, a pesar de que dos tercios de la calle ya están terminados y con muchos preguntándose por qué no se ha abierto más espacio de la zona en obras en estas fechas festivas para que los ciudadanos puedan disfrutar del espacio público y los establecimientos, en lo posible, resarcirse de las pérdidas desde el inicio de la reforma.

Otro ejemplo provisional, y ya hablando del tráfico y del transporte público, eran los dos cartelitos de Aucorsa (tamaño folio) en la parada de Claudio Marcelo que advierten a los usuarios despistados (muchísimos) de que los buses de las líneas 1, 3, 7, 12 y C2 no paran en la parada (que, por lógica, toda parada es para parar) sino «en la acera de enfrente, unos metros más abajo, junto al poste provisional», dice la nota.

Ante esto, «bueno... habrá que acostumbrarse», sentenciaba ayer al mediodía con tanta resignación como ironía Antonio Rubio, a punto de coger el 7 en la calle Diario de Córdoba. Rubio vive en la Fuensanta y, aunque no usa con mucha frecuencia esta línea, señala que muchos vecinos de su barrio, especialmente mayores, están más que molestos por la reorganización del tráfico.

De hecho, la prueba de fuego para todo el plan temporal de tráfico en la zona, implantado el pasado martes y que se prolongará hasta el fin de las obras de Capitulares, será con el retorno a la actividad cotidiana tras el periodo vacacional: es decir, mañana mismo.

Y es que, también es cierto, entre tanta provisionalidad se van viendo ya cosas muy definidas. Un ejemplo lo daba María José Misas, trabajadora de un establecimiento de la zona, que ya ha logrado, y además sin muchos problemas, el nuevo permiso Acire para acceder y salir del entorno. Sin embargo, Misas afirma ser portavoz de muchos residentes y trabajadores del entorno al advertir de que las farolas instaladas y la tenue luz que proyectan «no gustan, dicen muy poco de una zona tan importante». Eso sí, reconoce que todas las molestias sufridas durante las obras valdrán la pena «si es para que Córdoba luzca más bonita... si se acaba». Quizá el mejor análisis que puede hacerse de toda obra en Córdoba, una ciudad en donde nunca se puede poner la mano en el fuego al fijar la terminación de una reforma y en la que siempre, en cuestión de gustos, nunca hay nada escrito.