Cuatro días de descanso, una ciudad milenaria y un sinfín de monumentos, rincones y callejas por descubrir. Y el tiempo como aliado. Esos han sido los ingredientes de un puente festivo en el que Córdoba se ha vuelto a llenar de turistas que no han cesado de callejear y asomarse a cuanto les ha llamado la atención.

A los ya habituales atractivos de la ciudad, durante la última semana han ganado un protagonismo sustancial el enorme de entramado de callejas y plazuelas que configuran un casco antiguo que por méritos propios se ganó la catalogación de Patrimonio de la Humanidad.Y por algunas de ellas, no eran pocas las personas que ayer intentaban, en las últimas horas del certamen, sellar cada uno de los espacios que el pasaporte de las callejas de Córdoba ofrecía, para dejar constancia de que se han visitado las 36 sugerencias que recoge el primer festival de las Callejas de Córdoba.

«Los niños no nos dejan parar, les hace ilusión llenar el pasaporte de las calles que vamos viendo», apuntan unos padres, en la calleja de la Hoguera, más allá de las tres de la tarde y aún sin comer, para satisfacer el espíritu aventurero de sus vástagos, «pero no creo que las veamos todas, haremos solo una ruta», sentencia el padre. Será una excelente excusa para retomar el callejeo y el disfrute de la ciudad en una próxima ocasión.

Para quienes no conocieran las rutas propuestas, en la plaza del Cardenal Salazar se había dispuesto un expositor donde los interesados se podían hacer con un mapa con el itinerario y recibir las explicaciones oportunas para completarlo con éxito.

Mientras tanto, durante el paseo se pudo comprobar en los salones de los restaurantes, en las terrazas de las cafeterías, en el patio de los Naranjos o a las puertas del Alcázar que Córdoba se ha posicionado como uno de los destinos preferidos de los españoles (y extranjeros) para disfrutar durante el puente festivo del día del Pilar.