Los compañeros y amigos de Francisco Javier Soria Toledo homenajearon al cabo primero de la Brigada Guzmán el Bueno X a los pies de la torre de vigilancia de la posición 4-28 de Ghadjar, a escasos metros de la frontera de Israel, donde perdió la vida hace dos años por un impacto de artillería israelí, en un enfrentamiento armado con milicianos libaneses al lado del pequeño destacamento de Naciones Unidas donde prestaba servicio en misión de paz. Ya no hay rastro del boquete que produjo el impacto, pero que no olvidan ni sus familiares ni amigos ni compañeros, muchos de los cuales mostraron sus respetos «con orgullo» durante el acto de homenaje que dio la Brigada Líbano al militar malagueño y cordobés de adopción. «Más allá del dolor, muestras de entrega como la que protagonizó el cabo primero Soria nos deben de servir de ejemplo y referencia. Nos sentimos orgullosos de haber podido compartir sus cualidades profesionales así como su afecto y compañerismo. Por ello debemos honrar su memoria haciendo gala de la misma entrega y con la misma responsabilidad hacia la misión que le llevaron al máximo sacrificio cuando las circunstancias lo exigieron”, recordó el jefe de la misión, el general Aroldo Lázaro, que estuvo acompañado en el acto por el cónsul de España en Beirut, Antonio Guillén Hidalgo, y el oficial de enlace en la embajada española en Líbano, Ricardo Pardo López-Fando.

Al cabo primero Francisco Javier Soria Toledo le fueron concedidas a título póstumo la Cruz del Mérito Militar con distintivo rojo y el Distintivo de Mérito por Operaciones de Mantenimiento de la Paz. Líbano, por su parte, le concedió sus máximas distinciones de Mártires de las Fuerzas Armadas libanesas, la Medalla de Guerra del Líbano, Medalla de Heridos en Acto de Servicio y la Medalla al Valor de las Fuerzas Armadas libanesas.